La nueva
reforma litúrgica de Juan XXIII ha fundido en una sola fiesta las dos antiguas
de la Cátedra de San Pedro en Roma y Antioquía.
En el ábside
de la gran basílica de San Pedro de Roma, hay una reliquia que la llaman Cathedra apostólica. Son unas astillas
de madera vieja, restos del sillón en que San Pedro se sentaba cuando hablaba a
los fieles de Roma. Con la madera antigua y pobre alternan hoy incrustaciones
ricas de marfil, todo ello guardado en un sillón de bronce y oro, suspendido en
una tempestad de luz y gloria. Cuatro estatuas colosales, la de San Ambrosio y
San Agustín, por la Iglesia occidental; la de San Atanasio y San Juan
Crisóstomo, por la Iglesia Griega, sostienen la silla del primer Papa. Al lado
hay dos ángeles; otros dos detrás con las llaves y la tierra. Cubriéndolo todo
bajo su sombra bienhechora está, entre rayos blancos de luz celeste, que entra
por la ventana, la sagrada paloma, símbolo del Espíritu Santo. Todo este
conjunto maravillosos es obra de Bernini, en estilo barroco, que data del siglo
XVII.
Cathedra apostólica. Obra de Bernini. |
Siete años
gobernó San Pedro la Iglesia de Antioquía, hasta que habían penetrado en el Occidente
las luces de la fe, pasó a colocar su silla en la capital de todo el universo,
u fijó, según los eternos designios de la divina Providencia, el centro de la
unidad y la cátedra de la religión en Roma, que hasta entonces había sido la
señora del mundo.
Muchos son de
parecer que el haberse determinado la fiesta de la cátedra de San Pedro el día
22 de febrero, fue porque quiso la Iglesia oponer la piedad y la devoción de
los cristianos a la superstición y al
desorden con que los gentiles profanaban este día y el antecedente,
convidándose recíprocamente a grandes festines y banquetes sobre las sepulturas
de sus parientes. Acaso por eso fue costumbre entre los fieles, cuando
solemnizaban el pontificado de San Pedro, renovar entre sí cierta especie de
aguapas, o convites de pura caridad, así en muestras de regocijo, como para
desacreditar con su templanza los excesos de los paganos; y aún por eso se
llamó este día Festum Petri epularum,
la fiesta de la comida de San Pedro.
Pero como es
fácil abusar de las costumbres más santas, especialmente cuando lisonjean la
natural inclinación de los sentidos, se introdujeron con el tiempo tantos
excesos, y aun se mezclaron tantas supersticiones por la comunidad con los
gentiles, que el concilio Turonense celebrado en el año 567 se vio precisado a
desterrar dichas comidas, exhortando a los fieles a que dejando los banquetes
celebrasen la Cátedra de San Pedro con ejercicios piadosos y con ejemplar
devoción.
Resumiendo,
parece que la fiesta de la Cátedra de San Pedro se instituyó para conmemorar un
aniversario, la toma de posesión de San Pedro. ¿Por qué se escogió el 22 de
febrero? Parece que con el propósito de suplantar una fiesta pagana en honra de
los difuntos familiares, que se celebraba con banquetes y otras manifestaciones
profanas impropias de la seriedad cristiana.
Publicado en Cuenca, 22 de
febrero de 2020 y el 22 de febrero de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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