viernes, 29 de marzo de 2024

Un Viernes Santo roto por el dolor de la ciudad de Cuenca. Cuenca en el recuerdo.

Camino del Calvario

Al salir Jesús del pretorio, después de oír su condena a muerte, se hicieron los preparativos para ir al Calvario. Conforme a las prescripciones de la ley romana. Abría el cortejo un centurión a caballo, seguido tras él un pelotón de soldados encargados de custodiar a Jesús y a los dos malhechores condenados a morir con él.

Jesús tras el recorrido se le iban agotando las fuerzas por el largo ayuno y los malos tratos de la noche anterior, y además, desangrado por los azotes y la coronación de espinar, no tuvo más remedio que cargar con la cruz a cuestas y llevarla por las calles de Jerusalén.

Aplastante era la carga que soportaba Jesús. Hombres expertos han calculado, basándose en la tradición y en las reliquias que aun existen de la misma y sobre todo comparándola con la cruz del buen ladrón que se conserva en Roma, en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, que el peso total de tan tremendo madero puede calcularse en un centenar de kilos.


Esta mañana en el calvario conquense, por las inclemencias del tiempo, no se ha representado ni salido a sus calles la Procesión Camino del Calvario, pero os dejo el sentir del pueblo de Cuenca esperando en las puertas de la Parroquia del Salvador y el cántico del motete en la fragua y el toques del mazo y los martillos como símbolo del dolor y la pasión del pueblo de Cuenca.


Publicado en Cuenca, 19 de abril de 2019 y el 29 de marzo de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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