Al establecerse el reino visigodo en España el arrianismo se convirtió en la religión oficial, si bien el catolicismo de los oriundos permaneció intacto. No consta cómo se portaron los primeros reyes visigodos con los católicos, pero Teodorico (453-466) abrió una era de persecución, y Leovigildo (569-586), para llegar a la unificación total de la Península, emprendió una campaña tenaz y fuerte contra los católicos.
Uno de los que más tuvieron que sufrir fue el obispo de Mérida Masona, de grande influjo en la nación por su santidad y ciencia. Al fin fue sacado de su diócesis y encerrado en un convento. Lo mismo se hizo con otros prelados.
El punto más delicado fue el de su hijo Hermenegildo, que se había hecho católico por influjo de su esposa Ingunda y del obispo de Sevilla, San Leandro. La impresión que en la corte toledana produjo la conversión de Hermenegildo fue enorme. Leovigildo vio que no solamente se le venía abajo sus planes de unidad, sino que aun peligraba su propia corona. Los católicos acabarían por ponerse de parte de su hijo y lo proclamarían rey de toda Península.
En los años que llevaba en Sevilla le habían aclamado por rey fuertes ciudades y castillos, como Mérida y Cáceres. Le mandó llamar que fuera a Toledo, pero Hermenegildo se excusó por temor a que se le maltratara. Leovigildo lo declaró rebelde y empezó a combatirlo con la fuerza de las armas.
En el otoño del año 582 le quitó Cáceres y Mérida y dirigió sus huestes contra Sevilla, donde Hermenegildo se había retirado. Cerca de dos años resistió la ciudad; al fin, falto de recursos, hubo de abandonarla y retirarse a Córdoba, donde pretendió en vano rehacerse. Viéndose aquí también perdido, desistió ya de las armas y se refugió en una iglesia, exclamando: “No vendrá mi padre sobre mí. Es un crimen que el padre mate al hijo o el hijo al padre”.
Leovigildo le envió a su hermano Recaredo como emisario de paz: “Acercarte, hermano mío, póstrate a los pies de nuestro padre y te perdonará”.
Su padre le levantó del suelo, lo besó en el rostro y con palabras cariñosas lo condujo al campamento. Más luego se impuso el cálculo frío sobre el corazón y la piedad. Lo mandó atar, despojarlo de sus regios vestidos, ponerle una vestidura vil de esclavo, quitarle todos los criados menos uno y llevarlo desterrado a Valencia primero, y luego, para más seguridad, a Tarragona.
Encerrado en un calabozo, atado con esposas de pies y manos como traidor, se hicieron esfuerzos inauditos para hacerle apostatar de la religión católica, pero todo fue inútil.
El día de Pascua, 13 de abril de 586-88, en el silencio y oscuridad de la noche, se presentó un obispo arriano para darle la comunión y reconciliarle con el padre. Hermenegildo lo rechazó indignado, rehusando comunicar con los herejes. Unos días después el verdugo segaba su cabeza por orden de su padre.
La Iglesia, sobre todo la griega, lo veneró enseguida como Santo. León XIII puso su nombre en el Breviario y en el Misal Romano.
Publicado en Cuenca, 13 de abril de 2021 y el 13 de abril de 2024.
Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
_____________
FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
No hay comentarios:
Publicar un comentario