Hoy celebramos
la festividad de san Marcelino y nos trae al recuerdo a nuestro Marce (Párroco
de San Fernando en Cuenca) que no hace muchos días partió a la morada del Padre
Eterno. San Marcelino, como el nuestro, su cuya vida fue y ha sido siempre para
los fieles de gran enseñanza en la misericordia del Señor.
El Misal
Romano conmemora hoy la fiesta de estos dos papas y mártires. Comenzaré
hablando de san Cleto porque fue Papa antes que san Marcelino.
San Cleto nace en Atenas y es una de las
brillantes conversiones de san Pedro, quien le ordenó de presbítero. Por el año
76, a la muerte de san Lino, sucesor inmediato de san Pedro, la comunidad de Roma
eligió por obispo a Cleto. El hecho de que san Cleto fuera elegido para el supremo
Pontificado cuando todavía vivían muchos discípulos de san Pedro y san Pablo,
es una prueba de la santidad, prudencia y caridad del Santo. Como su nombre
original griego significa, Cleto fue un hombre “escogido”, un “llamado” de
Dios. De su gobierno no sabemos nada, fuera de la noticia del Pontifical, que
nos dice haberse preocupado de dar forma y elegancia a la tumba de los Príncipes
de los Apóstoles, y que él mismo fue sepultado en el Vaticano. Padeció el
martirio en tiempo de Domiciano (81-96).
El 30 de junio
del año 296 sucedió a san Cayo, como obispo de Roma, san Marcelino, que también
es designado con los nombres de Marcelo y Marceliano. Su historia se ha visto
envuelta en muchas leyendas falsas, de origen herético, con fines de empañar la
gloria del Pontífice romano. Según algunos documentos, de origen donatista,
Marcelino había sacrificado e incensado a los ídolos, aunque llorara su
apostasía, como san Pedro, y la purificara con la sangre del martirio. El
lapsus del papa Marcelino no existe en ninguno de los escritos contemporáneos y
está en pugna con la fama de santidad de que gozó siempre entre los cristianos
de los siglos inmediatos. No solamente tuvo una sepultura honrosa en el
cementerio de Priscila, junto al mártir Crescencio, sino que su sepulcro se vio
siempre muy visitado, como prueban los itinerarios de las catacumbas. En el
libro de “Locis Sanctorum Martyrum”
se le llama Santo. La primitiva tumba del Santo se ha encontrado en el
cementerio de Priscila, junto a la del mártir Crescencio. La cripta está
cubierta de pinturas, como las de los tres jóvenes del horno de Babilonia, que
se resistieron a adorar la estatua de Nabucodonosor. Los peregrinos han dejado
allí muchas inscripciones en la pared, prueba todo ello de la gran devoción que
se profesaba al Santo Pontífice. En la cripta del cementerio de Calixto hay
también una inscripción de san Marcelino.
Es muy
probable que el Santo padeciera el martirio el 26 de abril del año 304. San Marcelino
no apoyó nunca a los falsos creyentes, que los diversos decretos de persecución
pusieron en apuros a los fieles y que algunos de ellos cedieron y ofrecieron
incienso ante el altar de los dioses paganos, pero por dentro mantenían su fe
cristiana, formándose el grupo llamado “lapsos” que exteriormente era
apóstatas, aunque en su interior conservaban la fe en Cristo.
San Marcelino
fue calumniado y perseguido por los mismos cristianos a causa de su bondad y
caridad. Un corazón misericordioso, paternal y evangélico, que sabe imitar la
mansedumbre del Príncipe de los Apóstoles, arrastrando las críticas de los
eternos “hermanos mayores”, que echan en cara al “Hijo Pródigo” sus pecados y
al “Padre”, que lo recibe con fiesta y música, echando las culpas a quien no
las tiene de su errónea conducta. Las almas humildes son buenas e indulgentes
con los demás. Las almas soberbias son siempre las más exigentes y duras con el
prójimo. No olvidemos la máxima del Evangelio: “Con la medida con que midiereis seréis medidos” (Mt.7,2).
Aprendamos de los dos Santos Pontífices de hoy la firmeza en nuestra fe hasta
el martirio, y en san Marcelino aprendamos particularmente la misericordia y su
bondad.
Tengamos hoy en
cuenta a Marcelino, nuestro Párroco de san Fernando. Feliz domingo.
Publicado en Cuenca, 26 de
abril de 2020 y el 26 de abril de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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