A los quince
años renuncia al matrimonio, porque desea consagrar su vida a sólo Dios. Poco
después un día de fuerte helada, el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del
Señor y Purificación de la Virgen María, sufre una violenta caída. A la
fractura en el costado derecho, se añada una herida; que, al infectarse,
convierte su cuerpo en una llaga viva, durante casi cuarenta años de
sufrimiento incesante día y noche.
Se puede decir
que es la santa más paciente de todo el santoral, con una biografía terrible que
espeluzna, y que movió al escritor francés Huysmans a darnos en 1901 uno de sus
libros sombríos y refilgentes, con una impresionante mezcla de amor y dolor
incomprensibles. Su vida ha de leerse como glosa y complemento de la de Job,
que encontraremos en el próximo mayo.
En Liduvina a
partir del accidente se acumularon en su cuerpo todas las desgracias imaginables.
Llagas, calenturas, huesos desencajados, fortísimas jaquecas, continuos vómitos de sangre, dolores
en el pulmón, en el hígado y en el vientre, un largo martirio sin tregua,
inmovilizada en el lecho.
La que había
sido una atractiva jovencita no era más que piel y huesos, la cara cenicienta y
tumefacta por las lágrimas, en un quejido incesante sin que los médicos
acertasen a aliviarla. Un sacerdote le indicó cual creía que era su misión, afirmándole
que sería sufrir para complacer la Pasión de Cristo, y desde entonces sus
tormentos se transformaron espiritualmente.
El venerable Tomás
de Kempis y otros de sus primeros biógrafos describen sus milagros, profecías y
visiones, y ella misma decía que se olvidaba de su penoso estado cuando veía el
rostro del ángel de su guarda, lo cual la hacía suponer cuál no sería la
hermosura del rostro de Dios.
Santa Liduvina
partió para unirse al Divino Cricificado en el año de 1432. Sus reliquias están
en santa Gúdula de Bruselas
Publicado en Cuenca, 14 de
abril de 2020 y el 14 de abril de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
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