Hoy celebramos
dos santos. San Benito el Negro y San Isidoro que en honor a un gran amigo, que
falleció hace algunos años abriré con su biografía contándoles una historia de
su vida, que vendrá muy bien para los momentos que nos han tocado vivir, y
luego me centraré en san Benito el Negro que es más fácil que no halláis oído
de él.
San Isidoro
nació en el seno de una familia hispanorromana, su padre se llamaba Severaino y
su madre Teodora, eran de raza germánica y vivían en Cartagena, donde nacieron
Leandro, Fulgencio y Florentina. Emigraron a la provincia bética y al morir
pronto el padre fue, el mayor de los hermanos, Leandro quien se encargo de la
educación de Isidoro, siendo algo duro y severo en la pedagogía con sus
hermanos.
San Isidoro Obispo de Sevilla |
La leyenda nos
muestra al niño que, acobardado por las reprensiones y vencido por el
desaliento, ante la imposibilidad de meterse en la cabeza la lección, huye de
la escuela y se echa a andar sin rumbo fijo por la campiña del Guadalquivir.
Fatigado y sediento, se sienta en el brocal de un pozo y empieza a contemplar
los huecos abiertos en la piedra. Pensativo lo encuentra una mujer que venía con un cántaro para coger
agua y le explica el porqué de aquellos huecos y surcos en la roca. La gota de
agua al caer un día y otro día en el mismo sitio había acanalado la roca.
“Entonces, dice el biógrafo del siglo XII, pensó el niño que si el agua,
cayendo lentamente y siendo constante en el tiempo, puede vencer la dureza de
la piedra, su espíritu rebelde y duro podría también recibir la huella de la
enseñanza”.
Por el año
583, cuando su hermano Leandro se encontraba en Constantinopla, Isidoro ya era
valiente paladín del catolicismo por esos tiempos. Hacia el 600 muere Leandro y
es elegido Isidoro por unanimidad para sucederle en la silla de Sevilla. En el
619 reúne y preside el Sínodo II hispalense y en el 633 asiste al IV Concilio de Toledo, el que preside. Murió el
4 de abril de 636. Estos son los hechos escuetos, enteramente ciertos, de su
vida.
Hablando de
san Benito el Negro diré que era siciliano de nacimiento y negro de piel, hijo
de unos esclavos que trabajan en una propiedad cercana a Messina, nació también
como ellos en la esclavitud y se sabe que de niño fue pastor.
San Benito el Negro |
Su amo le dio
la libertad y a los veintitantos años se unió a un grupo de remitas
franciscanos, convirtiéndose a partir de entonces en un fidelísimo seguidor del
ejemplo del santo de Asís. Después de que este grupo se dispersara hacia el
1564, Benito fue aceptado como hermano lego en un convento de Palermo, y como
no sabía leer ni escribir se le confiaron las tareas de la cocina.
Un cocinero
singular (como por estas mismas fechas le era así mismo en otros conventos de
la orden el español san Salvador de Horta) por su admirable piedad, por su
humildad y por las curaciones que prodigaba. A todo esto, ¿Qué platos saldrían
de sus manos, qué guisos angélicos preparaba ese frailecito del color del
carbón?
Su
singularidad se puso de manifiesto en 1578 cuando a pesar de ser sólo lego y
analfabeto encima se le eligió superior. Costó mucho convencerle de que
aceptara, y luego tal vez más de un fraile se arrepintió de haberle convencido,
porque impuso la interpretación más estricta y austera de la regla franciscana.
Más tarde fue
maestro de no novicios y , al parecer, otra vez cocinero, que era lo que él
prefería, un santo literalmente entre pucheros, asediado por multitudes de
enfermos que invadían la cocina conventual pidiéndole que les sanara con su
infalible oración y su gesto taumatúrgico entre el vaho de las cacerolas.
Publicado en Cuenca, 4 de
abril de 2020. Actualizado el 4 de abril de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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