El día 22 de
enero de 1547 moría el Obispo de Cuenca D. Sebastián Ramírez de Arellana,
Virrey de Nueva España e Islas Occidentales. Nació en Villaescusa de Haro (Cuenca). A
este insigne Obispo le debe la Catedral de Cuenca muchas de las más importantes
obras de arte del renacimiento que contiene, como es una de ellas el Pórtico de
la Gloria, conocido como Puerta de Jamete. En su pueblo realizó, a su costa, el
Monasterio de Santa Cruz, donde está enterrado.
D. Sebastián Ramírez |
D. Sebastián
Ramírez ganó una beca para el colegio mayor de Santa Cruz de Valladolid el 16
de 1506. Se doctoró en Derecho y siendo un hombre dotado de una prudencia
admirable, fue agraciado con la plaza de inquisidor de Sevilla; de ella fue
elevado a oidor de Granada y ascendió a la presidencia de su Chancillería. El
Emperador Carlos V, que veía con suma complacencia la laboriosidad y acierto de
D. Sebastián Ramírez en cuantos encargos le encomendaba, le confió la
presidencia de la Isla de Santo Domingo y juntamente su obispado y el de la Concepción
de la Vega, unidas con la abadía de la Jamaica. Llegó D. Sebastián Ramírez a
finales del año de 1528 y fue como la aurora que llevó a aquellos isleños la
luz de la fe.
El 25 de julio
de 1542 fue promovido a la mitra de Cuenca y a la presidencia de la Audiencia
de Valladolid; pero renunció para consagrarse exclusivamente a las necesidades
de su Obispado.
Dedicó sus rentas
al amparo de desvalidos. Agradecido al colegio donde recibió la ciencia que le
encumbró, le legó una dotación que se repartía anualmente entre los varios colegios
de San Bartolomé. Consumió grandes sumas de sus rentas en embellecer la catedral
de Cuenca, y en Villaescusa de Haro, fundó el monasterio de Santa Cruz de religiosos
Dominicos.
No tuvo D.
Sebastián Ramírez el placer de ver concluida sus obras y dejó, tras su muerte, 10.000
ducados para finalizar las obras emprendidas. Murió el 22 de enero de 1547,
siendo enterrado en el convento de Santa Cruz de su pueblo natal.
En este
pontificado fue concluida la soberbia entrada a la Claustra, cuyas bellezas
narra D. Antonio Pons en el tomo tercero de sus Viajes, con estas palabras: “La fachada del claustro es seguramente una
obra que, parándose a reconocer, y considerar por menor todas sus partes, causa
admiración….La variedad y multitud de adornos que hay en ella…”
Publicado en Cuenca, 22 de
enero de 2020 y el 22 de enero de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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