Se descubre
por primera vez el sepulcro de San Julián el 17 de enero de 1518, encontrándose
su cuerpo incorrupto y sus ropas estaban en perfecto estado sin deterioro
alguno.
Aproximándose
la festividad de nuestro santo Patrón San Julián, no puedo dejar pasar este
digno acontecimiento y como la disponibilidad de documentos que dispongo es
copiosa paso a relataros tal digno acontecimiento según las actas de los
notarios asistentes a tal hecho.
En el acta del
Cabildo de la Catedral, de 27 de mayo de 1516, se encuentra la primera
referencia sobre el traslado de los restos de San Julián, desde su primitivo
enterramiento, en el altar de Santa Águeda. En dicho acta se consigna con toda
claridad, lo que pensaban hacer desde algún tiempo, el efectuar el traslado. El
Acta dice así:
“Este dicho día s. acordaron de traladar el
cuerpo de s. snat julian de donde esta agora a donde esta fecho ábside propio
que es cerca del altar mayor y el s. doctor a. vicario general en nombre del
prelado e los s. dean e cabildo concedieron e dieron licencia para ello e para
que la barra e pestillo e apertura de la re se dio licencia e concedieron se
quitasen e concedió el s. privisor su llave para la rexa con tal aditamento
quanto devenlos e tómenlos e se dio licencia e lo pidió todo lo proveydo a
prorrogativa de cosas authenticas e apremie a los viris hortotis honorabilibus
de la dicha iglesia e costriña al s. comisario juez de memoria que se presente
el dia de la traslación e presencie todo lo necesario e testimonie todo lo suso
dicho, cual yo el dicho Joan ortega de cuellar notario”.
El
reconocimiento que se hizo de los retos del Santo Obispo fue en la noche del 17
al 18 y del 29 al 30 de enero de 1518, el notario secretario del Cabildo D.
Juan Ortega de Cuéllar, citado en el Acta y el Doctor D. Gabriel de Pedrosa,
uno de los cuatro Notarios perpetuos de la Audiencia Episcopal de Cuenca
asistieron al acto.
Cuentan los presentes
que estuvieron: el Ilustre Gómez Carrillo, canónigo y tesorero y el canónigo y
Doctor D. Eustaquio Muñoz, con los inquisidores: el licenciado Pedro de los
Ríos y el licenciado Julián Yánez y otras
personas. Fueron al sepulcro el día 17 de enero, domingo por la noche, con un
escribano y mandaron retirar la losa de encima del sepulcro a dos oficiales
canteros, para ver en que disposición estaba el Santo Cuerpo del Patrón de Cuenca.
Los canteros retiraron la tapa de piedra, cosa de un palmo y pudieron ver que
el cuerpo de San Julián que estaba allí y entero. En ese instante salió del
sepulcro un aire tan grande que pudiera “matar
una candela y con él un olor suavísimo y celestial que bastaba para quitar
cualquier enfermedad” así afirmaron los presentes. Esto se hizo antes de
que se hiciera oficialmente el descubrimiento del sepulcro ya que había sus
dudas de que no lo hubieran hurtado “los de Burgos”. (ACC.III. Leg.102, n.2).
Hoy os cuento la anécdota: “Los de Burgos, habiendo oído hablar de la santidad y
milagros de su paisano vinieron una noche a la catedral de Cuenca con el
propósito de llevarse el cuerpo de San Julián, pero al no saber exactamente
dónde estaba enterrado, descubrieron una fosa en la que había un cuerpo y le
preguntaron si él era Julián, el cuerpo respondió que no, que era Lesmes;
entonces los de Burgos, para no entretenerse más en la búsqueda, y por miedo a
ser descubiertos, se dijeron: “Si éste habla, es que también es santo, y como
también es de Burgos, nos lo llevamos”. El Beato Lesmes está enterrado en la
Catedral de Burgos, y es “abogado del dolor de riñones”.
Publicado en Cuenca, 17 de
enero de 2021 y actualizado el 17 de enero de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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