Es también conocida
como Santa Paula de Roma, fue una antigua santa romana, discípula de San
Jerónimo y fundadora de monasterios en Tierra Santa. Es considerada copatrona
de la Orden de San Jerónimo.
Un grupo de
damas romanas se reúne en el palacio que Marcela posee en el monte Aventino
para escuchar las lecciones bíblicas de un monje extranjero, el gran Jerónimo,
amiga y maestro del Papa Dámaso. Junto a Marcela están su madre y su hermana, y
allí está también su amiga Paula, una noble viuda de treinta años. Es en el año
383.
Paula
descendía de los Escipiones y los Gracos, su difunto marido Toxocio fue
senador, y ella era rica y admirada; pero aun antes de asistir a aquellas
lecciones en el palacio convertido casi en monasterio, se había consagrado a la
más estricta piedad. Jerónimo pudo decirle, como escribió más tarde a otro
corresponsal: “No me resigno a nada
mediocre en ti”, y bajo su influencia ella y sus dos hijas, Blesila y
Eustoquia, estudiaron hebreo para leer las Escrituras y sólo vivieron para
Dios.
Al poco tiempo
muere Blesila, y al faltar también el Papa Dámaso, Jerónimo, víctima de
violentísimos ataques y de atroces calumnias, sale de Roma en agosto de 385, y no
sacudiendo el polvo de sus sandalias, pero sí dejando entre paréntesis el amor
fraterno, se despide con una carta en la que dedica rayos y venablos a sus
enemigos.
“Paula y
Eustaquia, mal que le pese al mundo, son mías en Cristo”, dirá, y semanas
después, las dos fieles discípulas, junto con unas vírgenes, embarcan en Ostia
tras la estela del monje; se reúnen con él, recorren Tierra Santa y Egipto, y
por fin se instalan en Belén, fundando un monasterio para hombre, otro para
mujeres y una hospedería para peregrinos, con objeto de que no faltase acogida
donde le Niño Jesús no la encontró.
Paula gasta
toda su fortuna, se desvive en caridad y fervor, y cuando muere Jerónimo le
dedica una impresionante carta epitafio. Sus últimas palabras fueron: “Todo lo
ven ya mis ojos quieto y sosegado”.
Publicado en Cuenca, 26 de
enero de 2020 y 26 de enero de en 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario