sábado, 27 de enero de 2024

Efemérides conquenses del día 28 de enero.

   Tal día como hoy, un 28 de enero de 1208, moría en Cuenca su segundo Obispo, Julián, a la edad de 83 años y de haber gobernado esta diócesis trece años. Expiró sobre el suelo cubierto de ceniza, después de recibir los Santos Sacramentos, implorando la misericordia de Dios, como si fuera un gran pecador. En su tránsito, según dice sus biógrafos, tuvo el consuelo de la Santísima Virgen, que acompañada de una gloria de ángeles vino y le entregó una rama de palma verde en sus manos, símbolo de la virginidad.
San Julián. Su transito. Obra de Andrés de Vargas. siglo XVIII
  
  Cuatro años llevaba Julián de Arcediano de Toledo cuando murió D. Juan Yáñez, fue el mismo Rey Alfonso VIII, quien pidió la mitra conquense para Julián al ser conocedor de la caridad, celo, prudencia, sabiduría e infatigable laboriosidad como Arcediano de Toledo, nombrándole para la Mitra de Cuenca en el año 1196 y tan extendida estaba la fama de su santidad, que esta ciudad y el Cabildo lo pidieron para esta diócesis, ignorando que ya había sido concedida esa gracia por el mismo Alfonso VIII.

La sorpresa fue muy agradable, porque además de las heroicas virtudes que acompañaban a su futuro obispo, en su persona se atraía las simpatías de la perfección humana, por su candor y afabilidad. Su talla era de dos varas y sesma (1.80m aprox.); su cuerpo robusto y adornado con cabellera cumplida; su frente ancha; sus ojos vivos y graves; su barba poblada y entre canosa y su talante ingenuo y bondadoso. Pero la sorpresa pasó a admiración a pocos días de ver la frugalidad, modestia y caridad de su Prelado. (Así lo describe Muñoz y Soliva).

Cuando San Julián entro en Cuenca, la ciudad estaba invadida por la peste. Asistió a los cristianos apestados con limosnas, con los santos sacramentos y con fervorosas exhortaciones, y a los que morían les daba sepultura por sí mismo. 
La peste en Cuenca y el Milagro de San Julián.
Obra de Bartolomé Matarana. Siglo XVI

A los moros y judíos con paternal solicitud los cuidaba, socorría y llamaba a la luz del Evangelio, y sus súplicas a Dios y sus penitencias fueron tan eficaces, que dicen los historiadores, que orando en la Santa Iglesia Catedral con algunos prebendados, para que cesase el cruel azote, se oyó una voz celestial que decía: “por los ruegos de vuestro Obispo tiene Dios a bien que cese esta plaga. Enmendaos vosotros de vuestros pecados”.
Así fue el primer milagro que logro San Julián en esta diócesis.

Feliz día de San Julián para todos.

Publicado en Cuenca, 28 de enero de 2020 y el 28 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario