Tal día como
hoy, un 28 de enero de 1208, moría en Cuenca su segundo Obispo, Julián, a la
edad de 83 años y de haber gobernado esta diócesis trece años. Expiró sobre el
suelo cubierto de ceniza, después de recibir los Santos Sacramentos, implorando
la misericordia de Dios, como si fuera un gran pecador. En su tránsito, según
dice sus biógrafos, tuvo el consuelo de la Santísima Virgen, que acompañada de
una gloria de ángeles vino y le entregó una rama de palma verde en sus manos,
símbolo de la virginidad.
San Julián. Su transito. Obra de Andrés de Vargas. siglo XVIII |
Cuatro años llevaba
Julián de Arcediano de Toledo cuando murió D. Juan Yáñez, fue el mismo Rey
Alfonso VIII, quien pidió la mitra conquense para Julián al ser conocedor de la
caridad, celo, prudencia, sabiduría e infatigable laboriosidad como Arcediano
de Toledo, nombrándole para la Mitra de Cuenca en el año 1196 y tan extendida
estaba la fama de su santidad, que esta ciudad y el Cabildo lo pidieron para
esta diócesis, ignorando que ya había sido concedida esa gracia por el mismo
Alfonso VIII.
La sorpresa
fue muy agradable, porque además de las heroicas virtudes que acompañaban a su
futuro obispo, en su persona se atraía las simpatías de la perfección humana,
por su candor y afabilidad. Su talla era de dos varas y sesma (1.80m aprox.);
su cuerpo robusto y adornado con cabellera cumplida; su frente ancha; sus ojos
vivos y graves; su barba poblada y entre canosa y su talante ingenuo y
bondadoso. Pero la sorpresa pasó a admiración a pocos días de ver la
frugalidad, modestia y caridad de su Prelado. (Así lo describe Muñoz y Soliva).
Cuando San
Julián entro en Cuenca, la ciudad estaba invadida por la peste. Asistió a los
cristianos apestados con limosnas, con los santos sacramentos y con fervorosas
exhortaciones, y a los que morían les daba sepultura por sí mismo.
La peste en Cuenca y el Milagro de San Julián.
Obra de Bartolomé Matarana. Siglo XVI
|
A los moros
y judíos con paternal solicitud los cuidaba, socorría y llamaba a la luz del
Evangelio, y sus súplicas a Dios y sus penitencias fueron tan eficaces, que
dicen los historiadores, que orando en la Santa Iglesia Catedral con algunos
prebendados, para que cesase el cruel azote, se oyó una voz celestial que
decía: “por los ruegos de vuestro Obispo
tiene Dios a bien que cese esta plaga. Enmendaos vosotros de vuestros pecados”.
Así fue el
primer milagro que logro San Julián en esta diócesis.
Feliz día de
San Julián para todos.
Publicado en Cuenca, 28 de
enero de 2020 y el 28 de enero de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario