En memoria de D. José
Guerra Campos, en el 26 aniversario de su fallecimiento.
Guardo gratos recuerdos de los principios de curso, estando en el Centro de Profesores, cuando íbamos a su despacho para que nos infundiera fuerza y ganas de afrontar un curso más en nuestro trabajo de aportación y formación al resto de profesores de la provincia de Cuenca.
D. José Guerra Capos. Obispo de Cuenca. |
Ocupó la silla episcopal de esta diócesis entre el 13 de abril de 1973 al 26 de abril de 1996, en el que vino a sucederlo D. Ramón del Hoyo López.
Realmente falleció en Senmanet (Barcelona), en el instituto erigido por él mismo en 1994. El acontecimiento sucedió estando en la residencia de la Sociedad Misionera de Cristo Rey el 15 de julio de 1997. Sus restos fueron trasladados a la Catedral de Cuenca donde fueron inhumados el 17 de julio de 1997.
Nació Ames, La Coruña, un 13 de septiembre de 1920, curso estudios eclesiásticos en el Seminario diocesano de Santiago de Compostela desde 1931 a 1940. Curso el Bachillerato eclesiástico en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Fue ordenado sacerdote el 15 de octubre de 1944. Se licenció y obtuvo el doctorado en la Universidad Pontificia de Salamanca en 1945.
Los cargos que ocupó a lo largo de su vida fueron muchos y de distinta índole, como se observa que desde 1964 a 1972 fue secretario general del episcopado español; presidente de la Unión Nacional de Apostolado Seglar; consiliario de la Junta Nacional de la Acción Católica Española; presidente de la Comisión Católica Española de la Infancia, etc. Procurador de las Cortes Españolas por designación del Jefe del Estado desde 1967 a 1976. Presidente de la Comisión Asesora de Programas Religiosos en RTVE hasta 1973 que fue nombrado Obispo de Cuenca el 13 de abril de ese año.
Lo que más me impresionaba de su catequética durante esos días que íbamos a verlo a su despacho era la elocuencia en su trasmisión hablada, todos permanecíamos atentos a sus palabras con breves intervenciones por nuestra parte, la mañana se pasaba como si fueran cinco minutos, hasta que su ama de llaves comenzaba a hacer ruidos cerca de la sala en que nos encontrábamos y esa era la señal de que debería acabar, pues la comida estaba para ser servida.
Nosotros nos despedíamos besándole el anillo, con ánimos para iniciar un nuevo curso escolar y con miles de ganas de volver a pasar otra mañana con esta entrañable persona que nos abría la mente y nos daba aliento para continuar con el día a día de nuestras vidas.
D.E.P. que Dios lo tenga en su Seno.
Cuenca, 15 de julio de 2022. Actualizado el 15 de julio de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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