De la santa de
hoy, Brígida o Bridget se cuentan edificantes anécdotas de niñez que nos
parecen sospechosamente próximas a la irrealidad, pero así eran los hagiógrafos
antiguos.
Santa Brígida de Suecia. |
Su padre la
casó con el príncipe Ulfo Godmarsson, y todo indica que fueron un matrimonio
muy piadoso, ambos terciarios franciscanos; tuvieron ocho hijos (uno de ellos
santa Catalina de Vadstena) y contribuyeron a cristianizar las costumbres de la
corte del rey Magnus II. Se sabe también de una peregrinación suya a Santiago
de Compostela.
En 1344
Brígida enviudó y no tardó en fundar en Vadstena la orden del Salvador, los
brigitinos, pero la última parte de su vida iba a transcurrir en Roma, dando ejemplo
de gran austeridad y ocupándose de los pobres y los enfermos. Allí fundó así
mismo una residencia para estudiantes y peregrinos suecos.
Fue consejera
de papas y figura muy admirada por sus virtudes en Roma; se decía que andaba
por los aires y que su rostro despedía luz, y se le atribuía sentir en la boca
un intenso sabor amargo si alguna vez pronunciaba palabras que no estaban de
acuerdo con la más estricta caridad.
Murió en Roma
de vuelta de una peregrinación a Tierra Santa, y al año siguiente su hija
Catalina trasladó sus restos a la Suecia natal. El libro de sus revelaciones,
publicado póstumamente, fue muy discutido, “por haberle querido tachar y
reprender algunos teólogos, que midiendo las cosas divinas con prudencia
humana, no acaban de entender que Dios reparte sus gracias a quien Él es
servidor”, pero al fin tuvo a aprobación del sapientísimo cardenal dominico
fray Juna de Torquemada.
Publicado en Cuenca, 23 de
julio de 2020 y el 23 de julio de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J.
Madrid. 1961.
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