viernes, 26 de julio de 2024

San Pantaleón. Patrono de los médicos. Festividad del 27 de julio.

En el Misal se conmemora hoy el martirio de san Pantaleón, Patrono de los médicos, juntamente con san Lucas.
Fue decapitado hacia el año 305, y según los datos más seguros fue hijo de Eustórgio que era gentil y su madre Eubúla era cristiana. Muerta la madre muy pronto, su padre le hizo estudiar medicina. Su conversión al cristianismo se explica por el trato con un sacerdote llamado Hermolao, el cual le persuadió que el autor de la vida y de la salud era Jesucristo. Pantaleón quiso probar la verdad del Evangelio, invocando el nombre de Jesús ante un niño que había muerto picado por una víbora. El niño resucitó y Pantaleón recibió el bautismo. La curación de otro joven ciego hizo que también su padre Estorquio abrazara la fe.
San Pantaleón. Médico y mártir.
Quiero trascribir el milagro de la resurrección del niño tal como es descrito en su biografía, ésta dice así: “Cuéntase que paseándose un día a tiempo que iba revolviendo en su pensamiento la mudanza que trataba de hacer, encontró en el camino a un niño muerto por la mordedura de una víbora, y junto al cadáver la víbora que le había mordido. Animada su confianza con aquellos como crepúsculos de la fe de Jesucristo, le ocurrió de repente hacer la experiencia de si era tan grande su poder como le había ponderado el Presbiterio cristiano. Acercándose al niño, y en tono determinado y resulto, le dijo: Levántate, tú muerto; así te lo mando en nombre de Jesucristo; y ti, animal ponzoñoso y maligno, muere al instante. En el mismo punto murió la víbora, y resucitó el niño; y asombrado Pantaleón del milagro, corrió al santo catequista, refirióle lo que le acababa de suceder, y le pidió el bautismo”.
El otro milagro que menciono de dar la vista a un cielo es relatado de esta manera: “Vino un ciego en busca de Pantaleón y se quejó de que otros médicos por curarle un mal que padecía en los ojos, a fuerza de remedios le habían dejado sin vista. Ofreciéndole a Pantaleón que al instante la recobraría y le pondría bueno, como le diese palabra de abrazar la religión cristina. Sorprendió tanto al ciego como al padre la proposición; pero el milagro los convirtió a ambos. Apenas hizo oración el Santo, invocando el nombre de Jesucristo sobre el enfermo, cuando quedó sano, y los dos, padre e hijo recibieron el bautismo.
Pero la gran reputación que había adquirido Pantaleón con sus milagros curas, cabreó e hizo crecer la envidia de los médicos. A breve tiempo descubrieron que era cristiano, y al punto le denunciaron al emperador Maximiano, que se hallaba a la sazón en Nicomedia. Sorprendido extrañamente el Príncipe al ver que mantenía en su misma corte a un enemigo de sus dioses, quiso informarse de la verdad por sí mismo; y para que Pantaleón no la negase, o para tener con que vencerle si la pretendía oscurecer, examinó por su persona al ciego que había curado el Santo, y metía mucho ruido en la ciudad. El nuevo cristiano refirió sencillamente cuanto había pasado, y que el médico Pantaleón le había restituido la vista sin otro medicamento que invocar el nombre de Jesucristo. Intentó persuadirle el Emperador, que aquel beneficio se lo debía a los dioses del Imperio. ¡Ah señor! (le replicó el ciego) ¿Cómo quiere V. Majestad que me restituyesen la vista unos dioses que no ven? Irritó tanto al Maximiano esta animosa respuesta, que mandó cortasen al punto la cabeza.
Y sin dudarlo ya que era cristiano Pantaleón, le mandó llamar, y en tono airado. Habiendo sido informado de la conversión de Pantaleón por el presbítero Hermoláo, lo llamó para que apostataran ambos, como no fue así los mando decapitar un 27 de julio del año 305 y con ellos tuvieron parte en la misma gloria los santos Hermipo y Hermócrates compañeros del santo presbítero Hermoláo.
 Su culto se hizo popular en todo el Oriente ya en el siglo IV. Y de allí pasó muy pronto a Roma, donde se edificaron varias iglesias en honra suya.
Hay reliquias del Santo en varias ciudades de Francia, Alemania e Italia. En Revello, cerca de Almalfi, se guarda una ampolla con sangre del mártir, que se licua el día de su fiesta. Se refiere que el cardenal Domingo Bartolini, prefecto de la Congregación de Ritos en tiempos de León XIII fue a Revello con desconfianza, pero la realidad le confirmó en la creencia universal.

    Publicado en Cuenca, 27 de julio de 2020 y el 27 de julio de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.


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