viernes, 12 de julio de 2024

San Enrique, festividad del 13 de julio.

    Cabe destacar que San Enrique ha sido el único emperador declarado santo por la Iglesia Católica. San Enrique contó con el apoyo de su familia en todo momento para afianzarse en el amor de Dios. Algunos de sus hermanos fueron obispos mientras que sus hermanas fueron monjas de clausura.

    La madre de Enrique era muy religiosa y confió su educación a San Wolfgan. Su padre fue un activista y cabecilla de un ejército que se encargó de derrocar al gobierno anterior para tomar él el poder. Este hecho hizo que San Enrique viviera aislado, en su refugio se interesó en la vida de San Mateo y de su evangelio.
    Al morir su maestro, Enrique continuó con su legado. Repartió parte de sus bienes a los pobres y mendigos.

    Soñaba frecuentemente con el número seis que llego a obsesionarse y pensar que en un día seis de cualquier mes moriría, pero ese sueño llegó a cumplirse porque seis años después sucedió en el trono a su padre, así en el año 1002 San Enrique tomó el reinado de Alemania con la oposición de varios ministros. Siempre contó con el apoyo de los Reyes Católicos. El 6 de junio de 1002 fue coronado como emperador alemán. El Papa Benedicto VII fue un gran amigo y consejero para él. 

    Su pueblo le llamaba Enrique el piadoso, porque siempre se mostró compasivo con los más necesitados. La palabra de Dios para él era fundamental, organizando así un grupo de catequesis para preparar a los jóvenes al sacramento de la comunión.
Construyo diversas iglesias y santuarios, en una de ellas dejo bajo el mandato de su hermana Grisela.
    El santoral adjudicó el 13 de julio su festividad coincidiendo con el día de su muerte. El Papa Eugenio III ofició la Canonización de San Enrique en el año 1146. A su esposa Santa Conegunda la canonizó el Papa Inocencio III seis años después de Enrique. Hoy se le evoca por santificarse al frente de un imperio, haciendo política, en el altísimo puesto de humano que se le asignó, sin renunciar a sus turbiedades y peligros.

    Hay frases que se le atribuyen dignas de ser recordadas: “A los pobres y ricos deben tratarse con el mismo respeto. Todos somos hijos verdaderos de Dios”. “Propongo una educación cimentada en los pavores de Cristo. Su imagen es perfecta ante nuestros corazones”. “Conocer a Cristo es aprender a amar de verdad”.

    Termino con esta última frase tan importante para la sociedad de hoy y para todo docente como lo he sido e intento seguir siéndolo: “La educación es el cultivo de las potencias. Con ella el hombre puede lograr sus objetivos y vivir plenamente”.
    Feliz día a los que llevan el nombre de “Enrique”.
Publicado en Cuenca, 13 de julio de 2019, y 13 de julio de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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