miércoles, 3 de julio de 2024

El santo de los abuelos. Festividad de Santa Ana y San Joaquín. El día 26 de julio se celebra en España el día de los abuelos.

De los padres de la Virgen no nos ha dejado nada los escritores del Nuevo Testamento. Lo poco que conocemos sobre ellos lo debemos a varios libros apócrifos, como el Protoevangelio de Santiago, el Seudomateo y el Evangelio de María, que dan siempre un número de verdad e historia, aunque en muchas cosas sean legendarios.

Santa Ana, a quien los Santos Padres apellidan  el consuelo de los hijos de Dios que suspiraban por la venida del Mesías, nació en Belén de la tribu de Judá, a dos leguas de Jerusalén, llamada comúnmente  en el evangelio, Ciudad de David, por haber nacido en ella este monarca. Tuvo por padre a Mathan, sacerdote de Belén, de la tribu de Leví y de la familia de Aaron, que entre los judíos era la familia sacerdotal. Su madre se llamó María, de la tribu de Judá, ambos muy recomendables por su nacimiento, por su notoria bondad y por su ejemplar virtud. Tuvo tres hijas. La primera llamada María como su madre, casó con Cleofás. La segunda hija fue Sobé, madre de Isabel. y la tercera hija fue Ana, la que hoy celebramos, que casó con Joaquín, que vivía en la ciudad de Nazaret y era de la casa real de David, con cuyo enlace se unió la familia sacerdotal con la real, circunstancia indispensable para que la madre del Mesías pudiese nacer de este matrimonio.  
Santa Ana. Obra de Ventura Rodríguez.
Altar Mayor. Catedral de Cuenca.
El culto de Santa Ana y de San Joaquín es muy antiguo entre los orientales sobre todo, como nos lo revelan San Gregorio y San Epifanio, los himnos griegos y las homilías de los Santos Padres, que alaban extraordinariamente a la bienaventurada madre de la Virgen.

Justiniano hizo construir en Constantinopla una iglesia en honra de Santa Ana en año 550. El 636, fecha de la toma de Jerusalén por los musulmanes, existía ya una basílica en honra de la madre de María, hoy espléndidamente restaurada, junto a la probática piscina, y donde la tradición localiza el lugar del nacimiento de María.
Consta de tres naves espléndidas que terminan en ábside. En el altar mayor hay una estatua preciosa de Santa Ana enseñando la Sagrada Escritura a la Virgen, recuerdo que ha inspirado a tantos artistas como a nuestro inmortal Murillo.

Los sirios veneran a Santa Ana con el nombre de Dina, el 25 de julio. Pero generalmente los orientales tienden a poner la fiesta de los padres de María cerca de la Natividad o de su Asunción a los cielos.
San Joaquín. Obra de Ventura Rodríguez.
Altar Mayor. Catedral de Cuenca.
En Occidente su culto no llega más allá del siglo VIII. En un nicho de la basílica de Santa María de la Antigua, en el foro romano, hay una pintura del siglo VIII que representa tres madres con sus hijos: Santa Ana con la Virgen, Santa Isabel con San Juan y María con el Niño Jesús. La fiesta litúrgica de Santa Ana empieza a aparecer bien avanzada la Edad Media. Entra definitivamente en el Misal Romano en el año 1584, bajo el papado de Gregorio XIII.

El nombre de Ana en hebreo es Hannah o Juana y significa gracia. Joaquín significa: “vale tanto como Yahvé”, prepara o fortalece. Ambos nombres denotan, por tanto, su misión divina: preparación de las promesas mesiánicas, siendo los inmediatos progenitores de la Madre del Salvador.

Poco conocemos de la vida exterior de estos dos esposos. Nos basta con saber que fueron los padres de “la llena de gracia, la bendita sobre todas las mujeres, la Madre de Jesús”. Sabemos que en el seno de Ana germinó la plenitud de la gracia; que en sus entrañas se realizó el misterio de la Inmaculada Concepción.
El anciano matrimonio había suplicado, por mucho tiempo al Señor, una bendición y al fin se les concedió. Todos los anhelos, todos los suspiros apasionados de los antiguos patriarcas se habían condensado en ellos, y en ellos se condensó también la realización de todas las promesas de Dios al hacerlos padres de María. Ellos fueron el tallo de donde brotó la flor que había de cuajar en el fruto bendito, que es Jesús, el Salvador. Esto es lo que sabemos de Santa Ana y San Joaquín. Basta y sobra para nuestra devoción y gratitud. Grandes tuvieron que ser aquellos corazones y muy santos, cuando Dios los escogió para padres de la Virgen Inmaculada, Madre de Dios.

Publicado en Cuenca, 26 de julio de 2019. Actualizado el 26 de julio de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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