De los tres santorales
que utilizo para resumir la historia del santo del día, el que más me gusta,
es el más antiguo, que data de 1846, escrito por el Padre Croiset.
La santa que celebramos
en el día de hoy, se puede afirmar que su historia es algo disparatada para
nuestro tiempo, algo difícil de asimilar como cierta pues tiene algo de
fantástica que no deja de recordarnos la vistosidad efectista de las antiguas películas,
tal vez por ello me he puesto a resumirla y compartirla con todos ustedes que
entran en mi blog.
Santa Úrsula. |
El próximo mes
quiero comenzar con efemérides conquenses acaecidas en Cuenca y provincia, espero
que sean de su agrado en lo sucesivo.
Centrándome en
lo que nos atañe hoy, diré que para evitar varios hechos fabulosos seguirme en
mi narración sobre Santa Úrsula, lo descrito en un antiguo manuscrito del
Vaticano, que dice lo siguiente:
Úrsula nació
en el año 362 en la Inglaterra en que reinaba el fervor y el esplendor de la
religión cristiana. Fue hija de Dionet, rey de Cornovaille, y de Daria, de
sangre noble y virtuosa mujer. Úrsula de niña tenía un corazón noble y
generoso, un espíritu vivo y dócil que a la edad de doce años era ya celebrada
como una de las más hermosas princesas de Europa. Ella comprendió que lo más
bello ornamento de una doncella cristiana era la modestia, despreciando los
halagüeños atractivos de la corte, consagrándose como esposa de Jesucristo.
Máximo era el
general de las tropas del emperador Graciano en gran Bretaña y se hizo programar
emperador en el año 382. Cruzó la mar, desembarcó con todo su ejército en las
costas de la Armórica, provincia de las Gaulas, se apoderó de toda Bretaña.
Canon, era uno
de sus oficiales principales, bretón y cristiano. Se distinguió tanto en esta
campaña por su valor y conducta que Máximo le hizo gobernador de la Armórica,
llamada después la Bretaña menor y confiriéndole el título de duque. Estableció
su residencia en la ciudad de Nantes y dejo en el país gran parte de las
tropas, compuesta de bretones.
Llagando a los
oídos de Canon la noticia de la
hermosura de que era poseedora Úrsula, envió una diputación al rey su padre, pidiéndola
como esposa. Como gran parte de los señores, oficiales y soldados eran también solteros,
a los enviados se les encargó que trajeran con ellos todas las doncellas que
pudiesen para que fueran desposadas con ellos.
Santa Úrsula y las doncellas. |
El rey los
recibió con honores y como conocían los méritos del duque, oyó con gusto la
proposición, prometiéndoles dar como esposa a su hija. Úrsula recibió la
noticia con disgusto pero no dio respuesta a ella. Por fin dio su
consentimiento por la gran sumisión que profesaba a su padre. Antes de partir
rezó a Jesús con esta fervorosa súplica: “Bien
sabéis Vos, divino dueño mío, los más íntimos afectos de mi pobre corazón;
jamás le han tentado las grandezas del mundo, ni le han deslumbrado sus
aparentes brillanteces. Vos solo sois el dulce objeto de sus amorosas ansias.
Dueño sois de todos los sucesos de la vida; fácilmente podéis desbaratar todas
las ideas de los hombres por concertadas que estén. No desechéis, Señor, mis
humildes súplicas: Dignaos tomar bajo vuestra protección a la menor de vuestras
siervas; dirigidlo todo a mi salvación y a vuestra gloria según vuestra divina
voluntad”.
Los preparativos
para el embarco de la princesa se iban acelerando y ya había un gran número de
doncellas nobles para acompañar a Úrsula, que estaban destinadas para desposas
a los oficiales bretones. Cuando todo estuvo previsto para el embarco, pasaron
a Londres a Úrsula y sus compañeras.
Apenas
perdieron de vista las costas de Inglaterra, se levantó una furiosa tormenta
que lleno de terror a toda la escuadra, amenazándola con un fuerte naufragio. Entonces
Úrsula dijo a todas las compañeras: “Ánimo,
hijas mías, nada temáis. Servimos a un Dios y tenemos un Esposo que manda en
los vientos y en los mares. Sacrifiquemos nuestras vidas, y dejemos los
horrores de la muerte a los que tienen la desgracia de no conocerle. Pero nosotras
tengamos confianza en su gran misericordia”. Sosegó a todas sus compañeras
a todos el equipo, la intrépida seguridad de la Santa. Toda la escuadra fue
arrojada en el puerto de Tiel, en el ducado de Güeldres, y siguiendo después la
corriente del Rhin, navegó hasta Colonia, teatro del glorioso triunfo, que el
Cielo les tenía preparado.
Enterado el
emperador Graciano del levantamiento de Máximo, llamó en su socorro a los
hunnos, nación bárbara de la antigua Sarmacia. Eran crueles y paganos que
desolaban todos los países por donde ponían el pie. Mandaba a estos bárbaros el
general Gauno, por orden del emperador Graciano. Al descubrir los navíos
bretones, enemigos del emperador, los atacaron y se apoderaron de ellos sin dificultad.
Quedaron sorprendidos al comprobar su carga, pues sólo iban doncellas
cristianas.
Quiso el
General del ejército ver a la princesa Úrsula y quedó ciegamente prendado de su
hermosura. Al contrariarle la Santa el encanto torno en brutal furor que arrojándose
con espada en mano fue atravesando con su acero a las doncellas, a otras les
lanzaron flechas y a todas ellas las degollaron. Esto sucedió en día 21 de
octubre del año 383, desde entonces la Iglesia celebra la fiesta de Santa
Úrsula y sus compañeras vírgenes y mártires.
Martirio de Santa Úrsula y las doncellas. |
Fueron
sepultados sus cuerpos en el territorio de Colonia, desde donde se difundieron
después sus reliquias por toda la cristiandad. En el año de 1537 se fundó en
Italia la congregación de Santa Úrsula, por la beata Ángela de Brescia, la que
aprobó Paulo III y en el año 1572 la sujetó a la clausura y votos religiosos el
Papa Gregorio XIII, a solicitud de San Carlos Borroneo. El año de 1611, fundó
las Ursulinas en Francia la señora de Santa Beuva, Magdalena de Huiller, siendo
el primer convento de París, de donde se extendieron con gran utilidad, no
solamente por Francia, sino también por Suiza.
Publicado en Cuenca, 21 de
octubre de 2019.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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