El otoño nos trae una fiesta de santidad instrumental que habla de un objeto llamado santo con nombre de plantel de rosas.
Este, podría llamar instrumento, puede ser de madera, metales nobles, de hueso o nácar, o simplemente de plástico, y se conoció bajo formas diferentes desde muy antiguo, aunque no adopta las características por el que lo conocemos hoy, hasta el siglo XVI, cuando su rezo se vincula a la victoria cristiana de Lepanto.
Esta corona a la Virgen, repetitiva y humilde como una cantilena infantil, es un Evangelio en miniatura que está al alcance de todas las inteligencias y de las memorias más torpes, así como de las situaciones espirituales más desangeladas y frías, y quizá porque conoce el paño es la devoción que María recomendó en Lourdes y Fátima, a manera de gran arma para la paz de nuestro tiempo.
Virgen del Rosario. Iglesia de San Nicolás de Cuenca. |
La Virgen de Murillo, Ntra. Sra. de Pompeya, la Inmaculada de Lourdes, la de Fátima, todas ellas se muestran siempre con un Rosario en la mano o en el brazo. La Iglesia consagra un día en su liturgia a esta consoladora y poética advocación.
El primero que instituyó la fiesta del Santísimo Rosario fue Gregorio XIII, en el año 1573, a los dos de haber instituido San Pío V la fiesta de Ntra. Sra. de la Victoria, por la que alcanzaron las armas cristianas en el golfo de Lepanto contra la media luna.
Según el decreto de Gregorio XIII, la fiesta del Rosario solamente se podía celebrar en las iglesias en que hubiese un altar dedicado a la Virgen Santísima bajo la advocación del Rosario. Clemente XI quitó esta condición y la extendió sin más a toda la Iglesia. Luego León XIII, el Papa devotísimo del Rosario, la elevó de rito y enriqueció con grandes indulgencias.
Virgen de Fátima. |
El decir para finalizar, que grato es el Rosario a la Virgen, lo manifestó claramente en las dos apariciones de nuestro tiempo. En Lourdes se aparece la Virgen con el Rosario en el brazo y santa Bernardita espera la aparición rezando fervorosamente el Rosario. Mientras rezaba el Avemaría, la Virgen callaba; más cuando llegaba al Gloria Patri, la misma celestial Señora la acompañaba haciendo una suave inclinación de cabeza. A los niños de Fátima se les apareció en el año 1917, también con el Rosario; les recomendaba su práctica diaria y constante, y el día 13 de octubre se da a Sí misma el nombre de “Nuestra Señora del Santo Rosario”.
Publicado en Cuenca, 7 de octubre de 2020 y 7 de octubre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
Gracias, muchas Gracias y Bendiciones
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