Hoy nos toca hablar de san Lucas, posiblemente el único evangelista que no era judío, sino gentil, natural de Antioquía y de profesión médico. Discípulo de san Pedro, quien le alude en la carta a los colosenses como: “Lucas, el médico querido” (Col. 4, 14), le acompañó en sus viajes y tal vez se encontraba con él en Roma cuando sufrió martirio; poco más se sabe, aparte de que escribió el tercer evangelio y los Hechos de los Apóstoles.
San Lucas. Catedral de Cuenca. |
Según tradición, después de la muerte de Pablo predicó la buena nueva en Egipto y en Grecia, y debió de morir en este último país, quién sabe si crucificado en Patrás, como algunos suponen. Su símbolo es el buey, porque su evangelio empieza con el sacrificio de Zacarías en el Templo, y desde tiempo inmemorial es patrón de médicos y cirujanos.
Como evangelista tiene un rasgo muy peculiar sin duda debido a su condición de gentil que escribía para cristianos de cultura griega, hace muy pocas referencias a la ley mosaica y es el que más insiste en el alcance universal de la salvación, mostrándose también en eso fiel discípulo de san Pablo.
Lucas posee además una característica muy llamativa que ha dado origen a una curiosa leyenda: es el que más habla de la Virgen, quizá porque la trató personalmente (por ejemplo, es el único que cuenta la Anunciación), y de ahí que se le atribuyan habilidades de pintor se supone que pintó un retrato de Nuestra Señora.
Aunque los supuestos retratos sean muy tardíos (el más famoso, que se conserva en la Capilla Paulina de Santa María la Mayor, es un icono del siglo XII), los pintores le tiene también como Patrón celestial y se encomiendan a él como artista que tuvo el máximo modelo de la hermosura humana.
Un escrito del siglo III nos dice que murió virgen en Bitinia a la edad de 64 años, lleno del Espíritu Santo. San Epifanio en el siglo IV añade que predicó el Evangelio en Italia, Francia, Dalmacia y Macedonia.
Sobre su muerte no tenemos datos concretos, pero una tradición que data del siglo IV nos asegura que derramó su sangre por Cristo. Así rubricó la verdad que había escrito a toda la Iglesia y al mundo entero con la carta magna de su Evangelio e historia de los hechos apostólicos. Podemos repetir la sentencia de Pascal, hablando de todos los evangelistas: “Creo firmemente en la historia de los que se dejan matar por testimoniar la verdad de lo que han escrito”. San Lucas es un médico bondadoso y servicial, es un literato, pero sobre todo es un santo y un mártir, que ha muerto por la fe que predicó de palabra y escribió en sus libros.
Publicado en Cuenca, 18 de octubre de 2020 y 18 de octubre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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