sábado, 5 de octubre de 2024

San Bruno (1032-1101). Festividad del 6 de octubre. (Fundador de la Orden de la Cartuja)

   San Bruno de Hartenfaust nació en Colonia en el año 1032. Estudió en la escuela de San Cuniberto y a los catorce años dejó su patria y se trasladó a Reims para cursar humanidades. En Tours estudió la filosofía; volvió a Reims para la teología y regresó a Colonia para acabar la carrera. Aquí se ordenó sacerdote y fue nombrado canónigo de la catedral. En el año 1057 le llamó el arzobispo de Reims y le confió la cancillería de todos los centros docentes de su obispado.

San Bruno

Bruno empezó a descollar como uno de los hombres más notables del siglo XI. Sus contemporáneos le llaman luz de la Iglesia, ornamento de su siglo, la flor del clero, la gloria de Alemania y Francia.

La leyenda ha encuadrado la conversión de san Bruno en un episodio trágico y espeluznante, que la crítica moderna se niega a reconocer como histórico. Creo que merece la pena contarlo, dice así: Se hallaba en París a la muerte de uno de los doctores de aquella célebre universidad, que murió con todos los Sacramentos y con fama de varón piadoso y cristiano. Sus funerales de cuerpo presente fueron solemnísimos, y en ellos se cantó, como era de ritual, el oficio de difuntos. Al llegar a la lección cuarta que empieza con las palabras Responde mihi, el cadáver levantó la cabeza y con voz doliente exclamó: “por justo juicio de Dios soy acusado”.

El terror hizo que los Oficios se aplazaran para el día siguiente. Empezó nuevamente el Oficio, y al llevar a las palabras “responde mihi”, el difunto volvió a contestar: “Por justo juicio de Dios soy juzgado”. Por segunda vez dejaron los funerales para otro día; empezó el Oficio y, al llegar a las palabras fatídicas, se oyó al cadáver que respondía: “no tengo necesidad de oraciones, pues por justo juicio de Dios soy condenado al fuego eterno”.

Sea auténtica o no la historia, el hecho es que Bruno desengañado totalmente de la vanidad de este mundo, renuncio a su cátedra, a su canonjía y a cuanto le ataba a la tierra, y en el año 1084 se retiró a Grenoble con seis de sus compañeros.

Cuando llegó a la ciudad, su obispo Hugo, tuvo un sueño en el que le pareció ver siete estrellas (el actual escudo de la Orden de los Cartujos), que caían a sus pies, se levantaban y desaparecían en el desierto montañoso, para establecerse en un lugar salvaje llamado Chartreuse. Era la Providencia que preparaba el ánimo del obispo Hugo para facilitar a san Bruno y sus compañeros la fundación de la Orden de los Cartujos.

El obispo, cuando vio a sus pies a los siete varones, reconoció en seguida en ellos a las siete estrellas del sueño, les dio tierras, les ayudó en la erección de las ermitas y los bendijo en sus propósitos de soledad y silencio. Así empezó  al gloriosa Orden de la Cartuja.

Con esto creo que es bastante lo que relato de su vida, aunque hay muchas más cosas, pero no queriendo resultar pesado, terminaré diciendo que murió a los 49 años de edad, en el monasterio della Torre, en Calabria, el 6 de octubre de 1101. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Ntra. Sra. della Torre y fue encontrado incorrupto el año 1515. El papa León X concedió el rezo de un Oficio en honor suyo, lo que fue considerado como beatificación, y el papa Gregorio XV mandó poner su oficio en el Breviario romano, y Clemente X mandó que se celebrase con rito doble.

Publicado en Cuenca, 6 de octubre de 2020 y el 6 de octubre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

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