viernes, 25 de octubre de 2024

San Evaristo y san Frutos entre otros. Festividad del 26 de octubre.

     San Evaristo sucedió en el Pontificado romano a San Clemente a fines del siglo I o a principio del siglo II. El libro Pontifical pondera su espíritu organizador y la conciencia que tiene la dignidad y autoridad del Papa. Por eso estableció que en la cátedra del Papa hubiese siempre siete diáconos, para realzar su carácter de maestro de la verdad.

San Evaristo

San Evaristo fue sepultado junto al sepulcro de San Pedro. El arte popular lo representa con una espada y la cuna. La espada, símbolo de su glorioso martirio. La cuna hace alusión a su origen. La tradición dice que había nacido en Grecia de padre judío, natural de Belén.

San Frutos confesor, Patrón de Segovia.

La ciudad de Segovia cuenta entre sus glorias la de haber sido patria del muy esclarecido confesor san Frutos. Nació en el año 642. Educado por sus padres en el temor de Dios, dándole ellos buen ejemplo en sus vida. Frutos tenía dos hermanos llamados Valentín y Engracia.

San Frutos.

Sentía cierta inclinación a vivir en soledad porque veía que en la ciudad y en medio de los cuidados de su familia no podía conservar la paz y sosiego interior a que Dios le llamaba y determinó romper con todo eso. Habló con sus hermanos y estos le siguieron en aquella empresa. Repartieron su hacienda entre los pobres salieron para el desierto sin volver los rostros atrás.

Anduvieron unas nueve o diez leguas al norte de Segovia, y atravesando e río Duraton, tomaron su camino ribera abajo, y a poco más de media legua de donde está ahora el monasterio de Ntra. Sra. de la Hoz, que es de la orden de San Francisco, hicieron morada y asiento. Hicieron sus chozas y cabañas entre los riscos, en lo alto del monte edificaron un oratorio y ermita a Ntra. Sra., donde pudieron juntarse a hacer oración. Dicen también que con el dedo tocó Frutos en una peña y de ella brotó un chorro de agua que mana aún en nuestros días y se le llamó la fuente de San Frutos.

Hacía bastantes años que Frutos y sus hermanos hacían vida retirada cuando vino sobre España la invasión de los moros. Estaban los siervos de Dios con esta calamidad afligidos, sin saber qué hacer si quedarse o marcha a otro lugar con los cristianos que se refugiaban en los montes de Asturias. Frutos alentó a sus hermanos a que permanecieran en el lugar, fiados de la protección de Dios.

No paso pucho tiempo cuando acudieron un gran número de moros que iban a tropel hacia su ermita. No se turbó ni tuvo miedo, antes cobró ánimo y poniendo su esperanza en Dios, invocando también a la Virgen, les salió al encuentro determinado a morir por la fe. Acercándose los moros, hizo él con el báculo una raya en el suelo, mandándoles que no pasaran de allí; y al punto se hundió la peña y se hizo una gran abertura separando las dos partes, no pudiendo pasar. Esto así ocurrió por estar documentado por aquella Iglesia. Aun hoy en día se mantiene dividida la pena a la que llaman la cachillada de San Frutos.

Cansado ya de vivir en este mundo tan lleno de pecados, y deseoso de estar con su Creador y Salvador en la vida eterna, pidió el partir ya de este mundo. Recibió el Viático con gran devoción y entregó su espíritu al Señor el día 25 de octubre del año 715, a los setenta y tres años de edad.

Los santos hermanos depositaron su cuerpo en el hueco de la pared de la ermita, y ellos se retiraron a otro junto a Caballer, pueblo que estaba cinco leguas de Segovia entre norte y oriente, donde fueron finalmente degollados por los moros en odio de nuestra santa fe. De estos santos sólo quedan las memorias que hay en la vida de San Frutos.

El papa Sixto IV, en una bula dada en el amo 1476, a favor del priorato de San Frutos, los llama mártires.

Los restos de san Frutos fueron descubiertos hacia el año 1466, siendo obispo de aquella Iglesia D. Juan Arias de Ávila. Por entonces los trasladaron al Altar mayor, mientras se labraba una capilla con la advocación de san Frutos. En el año 1558 fueron colocados en la nueva catedral.

Cuenca, 26 de octubre de 2020 y elb26 de octubre de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

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