viernes, 22 de noviembre de 2024

El milagro de la Luz de Adviento en la Catedral de Cuenca.

La llegada del Sol al medallón de la Anunciación en la Catedral de Cuenca 

“El Milagro de la Luz de Adviento”

Se centrará la luz en el medallón de la Anunciación el domingo, 1 diciembre de 2024, a las 12:30horas. Siempre que el día esté soleado.

Cuando la noche dura igual que el día, cuando el equinoccio de otoño empieza a declinar para dejar paso al solsticio de invierno, es en este tiempo, como todos los años, el Sol nos recuerda el Adviento al quedar iluminado el medallón de la rejería de la capilla de los Caballeros que representa el momento en que el arcángel Gabriel anuncia a María que será madre. Un fenómeno asombroso que la sabiduría popular ha dado en llamar desde tiempos: “El milagro de la luz de Adviento”.
Medallón de la Anunciación iluminado por el sol
Catedral de Cuenca

¿Qué es el Adviento?  Es el comienzo del año Litúrgico, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo, su duración varía entre 21 y 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos anteriores a la fiesta de Navidad. Este año se inicia el primer domingo de diciembre, día 1, a las 12:30h aproximadamente. La palabra Adviento procede del latín “adventus”, cuyo significado es venida, llegada.
Llegada de la luz al medallón de la Anunciación
Catedral de Cuenca

La celebración de este momento es el avivar en los creyentes la esperanza de la venida del Señor. Los cristianos consideramos este tiempo como momento de oración, reflexión y preparación, donde cabe el arrepentimiento, el perdón y la alegría de la espera del Nacimiento de Jesús.  En la Iglesia Ortodoxa, el Adviento incluye una abstinencia estricta de ciertos alimentos, que torna en un ayuno estricto, conocido como el “ayuno de la Natividad”.

La catedral gótica es el templo de la Luz. Las vidrieras dejan pasar un tornasol de luz y color que contribuye a crear una atmósfera espiritual. Las vidrieras son por sí mismas todo un programa iconográfico y en nuestra Catedral conquense tiene sus momentos especiales como es el que se da en el primer domingo de Advierto al que llamamos “El milagro de la luz de Adviento”.
 El fenómeno se da progreximadamente durante esta semana, terminando de centrarse el domingo, día 1 de diciembre sobre las 12.30h hasta las 12.45h, a lo largo de la siguiente semana, se irá descentrando hasta su desaparición.
Este fenómeno trata de explicar la concepción de María imitando al cuadro de la Anunciación del pintor toscano del Renacimiento Fray Angélico, pintado en el año 1426.  El cuadro se compone de una escena principal, la Anunciación de la Virgen y a la izquierda del cuadro la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Para nosotros lo importante es el haz de luz que emana del ángulo superior izquierdo que traspasa ambas escenas para depositarse sobre el pecho de María.
La Anunciación de Fray Angélico 1428

El medallón de la reja de la Capilla de los Caballeros de la Catedral está formado por una corona compuesta por distintos tipos de hojas y frutos, como granadas, moras, hojas de laurel que circunda la escena. En su interior el medallón está compuesto por la Virgen María a la derecha, sentada, sobre su regazo un libro o manuscrito y sobre ella la paloma, símbolo del Espíritu Santo. A la izquierda el arcángel Gabriel portando una filacteria con la inscripción “Ave María Gracia Plena” en su mano derecha y en la mano izquierda porta una rama de nardos blancos, símbolo de la virginidad y en el medio de la escena un jarrón con azucenas, símbolo o logotipo de la Catedral de Cuenca, dejando claro quién fue el promotor de la reja.
Sólo falta el haz luminoso que lo pone la segunda vidriera del Presbiterio que en estas fechas un haz de luz lo atraviesa dejando su color y su luz sobre el medallón, expresando la verdad del momento: “Como un rayo de luz atraviesa un vidrio sin mancharlo así sucedió el embarazo de María”. En el mundo físico es una metáfora corpórea de la realidad espiritual, concepción filosófica de la escolástica de Santo Tomás de Aquino que resume perfectamente cómo la iconografía cristiana tiene una carga significativa de orden superior. Es decir en la doctrina cristiana afirmamos lo religioso partiendo de un símbolo. Como decía Santo Tomás: “no es bella una cosa porque nosotros la amamos, sino que la amamos porque es bella y buena y todo lo bello y bueno es verdadero”.
Disfrutemos durante estos días de este anuncio espectacular que nos da el arte que posee nuestra Catedral, cuando el sol brilla con todo su esplendor aportando a la escena algo natural que se funde con la creencia religiosa que se anuncia y que su autor nos ofrece para mayor gloria de Dios. Porque esta escena tan fantástica no podría haber estado mejor iluminada ya que el rayo de sol que alumbra el bello medallón, significa un rayo de esperanza para el ser humano.

Publicado en Cuenca, 16 de noviembre de 2018 y actualizado 23 de noviembre de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

San Clemente I, Papa y Mártir. Llamado el Papa de la unión y caridad cristiana. Festividad del 23 de noviembre.

     San Clemente fue el cuarto sucesor de Pedro en el Pontificado romano. Los que le precedieron fueron: Pedro, Lino y Anacleto. Se designa su gobierno entre los años 92 al 101.

La tradición que refleja el Libro Pontifical le hace natural de Roma y fija su cuna en el Monte Celio. También nos dice que murió mártir en el tercer año de Trajano.

San Clemente.
     Se da como cierto que conoció a los Apóstoles y como asegura San Irineo, dio su sangre por la verdad cristiana. Desde el siglo IV la Iglesia de Roma da por indiscutible su martirio.

Tertuliano nos dice que San Clemente fue consagrado por San Pedro; a San Clemente se le puede llamar el Papa de la unión y caridad cristiana. Fue sumamente amable si nos fijamos en la figura de San Clemente.

Se conserva de San Clemente un escrito auténtico, que es una carta a los fieles de Corinto. San Clemente tuvo noticias desde Roma de aquellas discordias internas, tan ajenas y perjudiciales al espíritu cristiano y consciente de su deber como Pastor supremo universal de la Iglesia, redactó una carta, que dirigió de la Comunidad de Roma a la de Corinto. En ella exhortaba primero a las virtudes que unen a los cristianos entre sí, como son sobre todo, la humildad y la subordinación a la legítima autoridad, y luego señala los medios prácticos que conducen al logro de la paz.

La carta debió escribirse entre los años 95 y 98. El obispo de Corinto, Dionisio, por el año 170, dice que su Iglesia veneraba el escrito de San Clemente casi a la par de las Escrituras Sagradas y la leía en las reuniones litúrgicas.

Bajo el punto de vista teológico tiene una importancia excepcional, porque es como “la primera epifanía del Primado Romano”.

Martirio de San Clemente.

Hoy no se puede determinar con certeza el género del martirio que sufrió San Clemente. Se dice que por su atributo, que es un ancla y es el símbolo de la fe, que le arrojaron al mar Negro con un ancla al cuello, y que unos ángeles construyeron en el fondo del mar un magnífico sepulcro de mármol; todos los años, en el aniversario de su martirio las aguas se retiraban para que los devotos pudieran llegar a pie enjuto hasta esta capilla submarina.

Publicado en Cuenca, 22 de noviembre de 2020 y actualizado el 23 de noviembre de 2024.

     Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

jueves, 21 de noviembre de 2024

Hoy hace 303 años que se llevó a cabo el primer AUTO DE FE en Cuenca

La Inquisición en Cuenca

Un domingo, 22 de noviembre de 1722 se celebrara en el convento de la Orden de Predicadores de San Pablo de Cuenca, un auto de fe.

El auto de fe era un acto público organizado por la Inquisición en la que el condenado abjuraba de sus pecados, mostrando su arrepentimiento, sirviendo de lección a todos los fieles que se congregaban en la plaza o lugar público.
Pedro Berruguete (1495)
Santo Domingo presidiendo un Auto de fe


El tribunal de la Inquisición se hallaba establecido en Cuenca desde 1498 en que fue nombrado Inquisidor General Fr. Tomás Jorquera, entendido en todos los asuntos de la Diócesis y del Priorato de Uclés, que pertenecía a la orden Militar de Santiago, aunque por lo que respecta a este último, ordenó el Inquisidor General en 1518 que, cuando hubiera que sentenciarse algún hereje del mismo, citaran al Prior o a un Vicario.

Establecido en un principio donde hoy está ubicado el Palacio Episcopal, se traslado en 1574 a la calle de San Pedro y a los pocos años se traslado al Castillo, donde hoy está el Archivo Provincial, siendo esta su última ubicación.

Por gracia o ventura son muchos los documentos que han llegado hasta nosotros de la historia de la Inquisición en Cuenca, aunque no son pocas las depredaciones y saqueos en las invasiones y revueltas que las mermaron, también los hurtos, como se cuenta del historiador de la institución en España, Juan Antonio Llorente, se apoderaba de gran número de documentos que luego vendía a la Biblioteca Nacional de París.

Se dice que el tribunal de Cuenca no es de  los que merecen las mayores censuras, porque no dio lugar a procesos notablemente escandalosos, ni a inmotivadas competencias con los de la jurisdicción ordinaria, se puede decir que sus sentencias fueron las más justas que se revela en los anales inquisitoriales.

Uno de los juicios más sonados fuero el de la Beata de Villar del Águila, que tuvo repercusión nacional. El juicio se formó porque la procesada fingió que Jesucristo había consagrado su cuerpo, lo que creído por la gente sencilla, dio lugar a que la tributasen el culto de LATRÍA, que sólo a Dios es debido, y la llevaran en procesión como si del Santísimo se tratara. Según Muñoz y Soliva, la acusada murió de enfermedad, ya reconciliada y fue enterrada en el cancel de la parroquia de San Pedro.

Otro proceso célebre de la Inquisición en Cuenca fue el del licenciado Torralba que nacido en esta ciudad, estudió Medicina en Roma, donde decía tener un amigo llamado Zequiel, que  le dejaba ver en los días notables de luna, como en el plenilunio y cuarto creciente. Torralba llegó hacer revelaciones de sucesos futuristas, que con el paso del tiempo se cumplieron; entre otros la toma de Roma por las tropas imperiales, el 5 de mayo de 1527, que no sólo lo anticipó, si no que Zequiel le llevo a presenciar cabalgando en un bastón, desde Valladolid, donde se hallaba de visita, a las once de la noche, transportándole en una hora, para después de hacerle ver la entrada de las tropas y demás sucesos, volvería al mismo sitio en hora y media. Divulgado todo esto, se le procesó; confesándolo todo y arrepentido no sufrió más castigo que los cuatro años que estuvo en la cárcel hasta su sentencia.

En el acto que hoy hace 303 años que ocurrió, fueron 3 reos, 8 reconciliados, resultando condenados a menos de un año de cárcel y 3 más a penas de azotes y prisión de mayor duración.

No caigamos en la tentación desafortunada de juzgar los actos de la Inquisición, hay que ponerse en su ambiente y tiempo.

Publicado en Cuenca, 22 de noviembre de 2015 y actualizado el 22 de noviembre de 2024.


Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Hoy, 22 de noviembre celebramos a Santa Cecilia.

   Felicitamos, a los músicos, poetas y a las personas ciegas por ser su patrona. Sus atributos iconográficos son el órgano, el laúd y las rosas.

   Santa Cecilia nació en el seno de una familia nobilísima, fue obligada a contraer matrimonio con Valeriano. 
   Cecilia había pedido a Dios que defendiera su virginidad, no solamente lo consiguió con ayuda de un ángel, sino que logró convertir a la fe cristiana a su esposo y a su cuñado Tiburcio.
   Algunos meses después del martirio de estos santos hermanos, fue citada a juicio la moble virgen ante el prefecto Almaquio.
   Después de los trabajos realizados por los arqueólogos y recogidos sabiamente por Dom Gueranger en su obra sobre Santa Cecilia y la sociedad romana de los primeros siglos cristianos, podemos reconstruir con exactitud aquellas emocionantes escenas.
   Pocas horas antes de su martirio se había celebrado en el palacio de Cecilia el Bautismo de 400 paganos, convertidos por ella a la fe cristiana. El pontífice Urbano había dirigido el acto. Cecilia cedió al Papa su casa para templo, poniéndola a nombre de Gordiano, uno de los recién bautizados y condenados entre los patricios con el título de clarísimo.

    Antes de presentarse en el tribunal, Cecilia vistió su mejor traje de noble patricia. Era para ella la hora más solemne y alegre de su vida y el juicio más deseable que las danzas, las tertulias y banquetes de los romanos.

    Almaquio para que abjurase de su fe le dijo: ¡Desgraciada! ¿Ignoras que yo tengo sobre ti poder de tu vida y de tu muerte?

Mientes: puedes matar a los vivos, pero no resucitar a los muertos. No eres ministro de vida, sino de muerte. Contesto Cecilia.

Octavia, la mujer de Nerón. Había sido condenada por su cruel marido a morir asfixiada entre los intolerables ardores del calderium, la sala de baño de los romanos. Contra Cecilia pronuncio Almaquio, la misma sentencia.

Con su traje de gala, entró la virgen en el lugar del tormento. Cerrada la puerta por los verdugos, Cecilia se puso en oración. Aunque las calderas ardían y el calor resultaba insoportable ella se sentía como bañada por un celestial rocío, el mismo ángel que había guardado su pureza la defendió de los abrasadores vapores.
Santa Cecilia de Giambattista Tiepolo

Al día siguiente, Almaquio envió un lictor que le cortase la cabeza. El infeliz verdugo erró el golpe y después de herirla por tres veces la dejó viva aún, tendida sobre el pavimento, bañada en su propia sangre que manaba de su cuello, porque la ley prohibía al lictor rematar a la víctima si no moría después del tercer golpe.

Al tercer día se les permitió recoger su cuerpo. El Papa Urbano colocó el cuerpo de la santa mártir en un ataúd de ciprés sin tocar sus ricas vestiduras, respetando la actitud en que había expirado, recostada sobre el lado derecho, juntas las rodillas con delicada modestia. A los pies puso los lienzos empapados en sangre. Fue transportada a la catacumba de San Calixto en la Vía Apia y depositada en un sarcófago de mármol. En el año 821 fue trasladado por el Papa Pascual I a la basílica de la Santa en el Trastevere, donde se venera al lado de San Valeriano y San Tiburcio, su esposo y cuñado respectivamente, convertidos por ella a la fe.
Santa Cecilia. Escultura barroca de Stefano Maderno.

El escultor Stefano Maderno, se encargó de eternizar, con su cincel, la actitud en que fue hallado el cuerpo de la Santa tras su martirio.

Publicado en Cuenca, 22 de noviembre de 2019. Actializado el 22 de noviembre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Origen y tradición se mezclan en la festividad de la "Presentación de María en el Templo". 21 de noviembre.

Día 21 de noviembre
Celebramos en este día, 21 de noviembre, la consagración de la Virgen María a Dios a la temprana edad de tres años. Algo así como su ingreso en una Orden religiosa de la que había de ser Madre y maestra de todas ellas.
Nada prescribía la Ley sobre aquel paso, que fue, en María y en sus padres, libérrimo y espontáneo. Un día, cuando sus padres habían madurado la idea de ofrecer a su hija a Dios, y habiéndola preparado para ello con generosidad, pues era la única hija de San Joaquín y Santa Ana, entregaron a Dios aquel ángel de bendición que había dado señales ciertas de santidad eminente. Ella por su pie, diminuta y graciosísima, subió las gradas de la escalinata principal a cuya terminación le aguardaba el Sumo Sacerdote en hábitos pontificales.
Presentación de María en el Templo
Altar Mayor de la Catedral de Cuenca 

Entre los hebreos la educación era esencialmente religiosa y los hijos eran consagrados a Dios desde su nacimiento y en especial los primogénitos varones. Sabemos que el rey Joás de Judá fue criado en el templo hasta la edad de siete años por el sumo sacerdote Joad y su esposa Josabet. Esto mismo hicieron Joaquín y Ana con su hija. Las niñas consagradas a Dios quedaban libres de abandonar el templo hacia la edad de 15 años. Los votos no las ligaban más que hasta esa edad. Mediante una módica cantidad podían ser rescatadas, por eso votos eran llamados temporales, eran tan sólo un ofrecimiento hecho al Señor.
Conmemoramos el día 21 de noviembre aquella solemne consagración de María siendo una niña de pocos años.
La Iglesia griega llama a esta fiesta “Entrada de la Madre de Dios en el Templo” y se celebra también este mismo día. Esta festividad se celebró antes que en Occidente por la popularidad que logró el texto de Nicéforo acerca de este misterio de la vida de la María, celebrándose desde el siglo VI. Según Simeón Metafrasto  se implantó en Constantinopla el año 730. Sabemos que en 1166 el emperador Manuel I Comneno (1143-1180) la incluyó entre las fiestas que debían guardar los tribunales de justicia, lo que aboga en pro de su importancia y antigüedad.

En Occidente la estableció en Aviñón en el año 1372 el Papa Gregorio XI, y la hizo facultativa en la Iglesia Universal, merced a las diligencias de Felipe de Maizières, canciller del rey de Chipre y delegado suyo, que fue a dar el parabién al nuevo Pontífice por su elevación a la sede de San Pedro. Pasó después Felipe a la corte de París y obtuvo del rey Carlos V que se celebrara en su reino. En 1464 una bula de Paulo II la permitía en Alemania. Sixto IV la introdujo en el Breviario Romano y la estableció como fiesta de precepto en Roma. San Pío V la reformar el Breviario la suprimió, pero a instancias de Felipe II, la restableció poco después  Gregorio XIII en España y sus dominios. Su sucesor Sixto V la extendió nuevamente a la Iglesia Universal en 1585, con rito doble. El oficio actual se debe a Clemente VIII.
El tema fue muy representado  en la pintura bizantina y en la pintura tica e Italia. La escena donde se desarrolla el tema, según  proto-evangelio de Santiago, permitió encajar la pintura en un entorno arquitectónico, incluyendo gradas o escaleras así como el tratamiento de la perspectiva que se modifica en los últimos siglos de la pintura medieval hasta la imposición del modelo brunelleschiano en el Renacimiento, modelo arquitectónico desarrollado por Alberti empleado desde el año 1447 al 1460.
Las representaciones artísticas que poseemos en la Catedral conquense del tema que nos ocupa son: la primera y más espectacular está en el estuco izquierdo del Altar Mayor. Fue realizado conforme a los diseños de Ventura Rodríguez, de forma clásica. Los artífices a cuyo cargo estuvo la obra fueron Pedro Ravaglio y Juan Bautista Cremona.
Presentación de María en el Templo.
Retablo de la Capilla de Juan del Pozo.
Catedral de Cuenca.

En la capilla de San Roque o del Pozo, en el retablo plateresco compuesto por siete tablas en las que se representa escenas alusivas a la vida de la Virgen, se encuentra entre ellas, la presentación de María en el Templo, Destaca en lo alto la Santísima Virgen en el momento de ser recibida por el Sacerdote a la puerta del Templo. Y en un plano inferior y como colocados a cierta distancia se ven las figuras de San Joaquín y Santa Ana, ella con toca blanca y él con turbante a la cabeza, los dos contemplando la escena silenciosos.
Sea esta una muestra del interesante arte que está por descubrir en nuestra magnífica Catedral conquense.

Publicado en Cuenca, 21 de noviembre de 2020 y el 21 de noviembre de 2024.

©José María Rodríguez González






Efemérides conquenses del 21 de noviembre.


El día 21 de 1252, Alfonso VIII, hallándose en Pareja, confirmó donación del castillo de Paracuellos, y le regaló a dicho Prelado el molino de la Hoz (el del castaño), entre Huérmeces y Yémeda.

Don García sucedió a San Julián en el año de 1208. El Rey Don Alfonso VIII le concedió  y al capítulo de Canónigos de Cuenca, el 14 de diciembre de dicho año, algunas posesiones en la Hoz del Júcar, como fueron: viñas, huertos, árboles y de más que le pertenecían, excepto los molinos y también los diezmos de las viñas de Alcocer.

Tan entusiasmado estaba Alfonso VIII con la conquista de esta ciudad que adicionó sus provisiones y despachos con el nuevo timbre de “Rey de Cuenca”, continuó con este pontífice mostrando con sus liberaciones el gran afecto que tenía a la Sede Episcopal.

En las nonas de Noviembre de la era 1248, donó al Obispo Don García el convento de canónigos de Cuenca, para el uso de un refectorio los préstamos de Santa Cruz de la Zarza, de Belinchón y otros pueblos y determinó por un Estatuto que muriendo cualquier Canónigo o porcionario de la Iglesia desde el día de Navidad hasta San Miguel pudiese testar de la mitad de los frutos, pagándose en ser de ellos las deudas contraídas.

Publicado en Cuenca, 21 de noviembre de 2019. Actualizado 21 de noviembre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 19 de noviembre de 2024

Efemérides conquenses. El rey Fernando III firma en Sevilla la reforma de algunos usos y ratificaciones de normas que atañen a Cuenca.

    Fernando III, desde Sevilla, el 20 de noviembre de 1250, da una importante disposición no sólo de relación con la equiparación de las aldeas y las villas, sino reafirmando unas veces y modificando otros diversos aspectos del ordenamiento establecido.

Original, pergamino, castellano. 456X340. A.M. de C. Leg.1 núm3.

Este documento aborda las siguientes cuestiones:

-        Petición de que Cuenca mantenga los fueros y las costumbres que tenía en tiempo de Alfonso, su abuelo, tal como él mismo había prometido al recibir el reino…

-        Regulación de viáticos de mandatarios o nuncios entre la corte y la Ciudad.

-      Calidades de los jueces. Dispone que los menestrales sean excluidos de la elección –por azar- para los puestos de la justicia…

-        Cofradías ilegales. Sabe el Rey que en Cuenca se hacen ayuntamientos y Cofradías en mengua de su poder y de su señorío y con daño del concejo y del pueblo…

-      Gastos de bodas. Manda el Rey que nadie ose dar ni recibir vestidos por matrimonio de parientes.

-    A estas disposiciones añade otras, también sobre bodas: Todo hombre que casase con mujer doncella no puede darla para su equipo (paños, es en general ropa).

-        Más aún: sobre la comida nupcial. Manda el Rey que no coman, para celebrar la boda, más de diez hombres –cinco por cada contrayente-, escogidos por ellos…

Termina el documento con una especie de “da capo”. Torna al tema de las villas y las aldeas para invalidar los diplomas que firmó en otro tiempo sobre el asunto. Y sanciona a los infractores de esta principal cuestión no sólo con su ira, también con la de Dios, y con el cobro, verdaderamente excepcional, de mil maravedíes de multa.

Publicado en Cuenca, 20 de noviembre de 2020 y el 20 de noviembre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador Histórico.

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Fuente documental:

Privilegios Reales y viejos documentos. Cuenca. Joyas Bibliográficas. Madrid.1972.

San Felix de Valois. Festividad del 20 de noviembre.

     San Félix fue hijo de Raúl I, conde de Vermandois y de Valois, y de Leinor de Champagne. Nació en el castillo de Amiens el 11 de abril de 1127. Le pusieron en nombre de Hugo en el bautismo.

La condesa Leonor quiso que San Bernardo bendijera a su pequeño y lo llevó a Claraval, cuando  apenas contaba con tres años. Fue recibida a la entrada del monasterio por San Bernardo, luego el cortejo se dirigió a la iglesia entre luces y cánticos de salmos. El abad celebró la Santa Misa y al final tomó al niño, lo ofreció  a Dios y lo consagró a la Santísima Virgen. La ceremonia terminó con el canto del Te-Deum y un Evangelio que rezó San Bernardo sobre la madre y el niño.

San Félix de Valois.

Desterrado el papa Inocencio II de Roma, buscó asilo en Francia y el conde Valois le ofreció su castillo de Crépy como residencia. El Papa aceptó y, en testimonio de su gratitud, puso nuevamente sus manos de bendición sobre la cabeza angelical del pequeño Hugo.

La vida en su brevedad es larga y tiene muchas vueltas y altibajos, como las aguas de un arroyo. Tras un problema de infidelidad por parte de su padre, vio en las lágrimas de su madre en momento de partir del lado de ellos y recordando al abad de Claraval resolvió ir en busca de luz y consuelo, resuelto a dejar el mundo y a recogerse en la fortaleza de la soledad, de la meditación y de la penitencia. Hugo se creyó en el cielo, en una casa de ángeles en el monastrio. Se olvidó del mundo, estaba dispuesto a esconderse en el desierto. Un día se despidió de San Bernardo y desapareció, se internó en los Alpes en busca de un ermitaño de quien le habían hablado, y allí se quedó con él, dispuesto a enterrarse en vida y a obedecer en todo. Dejo el nombre de Hugo y tomó el de Félix, con el que había de pasar a la historia, aunque él creía que así nadie le habría de reconocer.

En aquel aparto mundo de Dios le surgió la idea de reunir compañeros y dedicarse a la redención de cautivos cristianos. Un día estaba junto a la fuente y vio venir hacia la corriente de las aguas un ciervo con una cruz roja y azul entre los cuernos. Por entonces no supo el significado del misterio.

Por el  mismo tiempo se comunicó Dios con otro Santo y le inspiró que buscara a Félix, Juan de Mata fue al desierto de Meazux, habló con Félix y los dos coincidieron en los mismos ideales de redención y convinieron que era preciso acudir a Roma.

Se presentaron ante el Pontífice en el plan de crear una nueva Orden religiosa. Los discípulos los esperaban en el desierto de Cerfroid con ansiedad y todos alabaron a Dios cuando supieron que el Papa había dado su aprobación.

Félix se quedó en Francia y Mata salió para España, África e Italia. Estableció la Orden en estas naciones, reunió limosnas, redimió cautivos, mientras San Félix trabajaba en Francia y desde allí le mandaba dinero y hombres.

Félix vio que llegaba su hora y no quería morir sin el consuelo de abrazar al padre Juan de Mata. Dios accedió a este santo deseo suyo y contra la natural expectación de los religiosos, un día apareció en Cerfroid el padre Mata. Venía contentísimo porque sus frailes habían hecho maravillas en Berbería, en Túnez, en Argel, en el reino de Valencia. Dios estaba con la Orden. Conversó largamente con Félix y se volvió a Italia. Al poco tiempo murió santamente San Félix, dando un apretado beso de amor al Santo Crucifijo. Esto sucedió el 4 de noviembre de 1212.

Publicado en Cuenca, 20 de noviembre de 2020 y 20 de novimbre de 2024.

      Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

El tic tac del reloj del tiempo. Un 19 de noviembre nació quien suscribe.

Efemérides del 19 de noviembre

    Hoy, 19 de noviembre de 2024, cumple 158 años el reloj de la Puerta del Sol de Madrid, un 19 de noviembre de 1866 era inaugurado por la reina Isabel II, con motivo de su cumpleaños.

    Este reloj emblemático ha sido testigo de la historia de España, como la proclamación de la República, de la Guerra Civil, periodo en que sufrió varios bombardeos llegando un obús a entrar en el edificio por la esfera que da a la calle Carretas, que al no estallar el reloj siguió funcionando.
Reloj de la Puerta del Sol de Madrid

    El reloj es obra del leonés José Rodríguez de Losada que tuvo que exiliarse a Londres tras participar en una conspiración liberal de 1820, en contra el rey Fernando VII.

    La popularidad que cogieron sus relojes fue muy alta, tanto que el llevar en el bolsillo un Losada era signo de prestigio. Tal fue la popularidad que adquirió que la clase aristocrática se lo rifaban, llegando a construir más de 6.000 relojes.

    El Ayuntamiento de Madrid contactó con José Rodríguez de Losada, desplazándose a su tienda situada en la calle Regent Street, aceptando el encargo.

José Rodríguez de Lozada
    Tres años tardó en su construcción y puesta a punto. Un día como hoy de 1866 fue inaugurado. Hoy marca 156 años de existencia. Finalmente el reloj fue regalado a la Villa de Madrid. Desde entonces se ha convertido en el punto de encuentro para madrileños y visitantes y año tras año marca las campanadas de entrada el año nuevo.

    Entre otros acontecimientos que se han dado el 19 de noviembre son: 
En el año 1493, en su segundo viaje de exploración, Cristóbal Colón llegó a la isla de Borinquen, bautizándola con el nombre de “San Juan Bautista”, en honor a Juan de Aragón, Príncipe de Asturias, hoy San Juan de Puerto Rico.

    En cuestión de nacimientos hay que destacar que en 1917 nacía Indira Gandhi. 

    Y un 19 de noviembre de 1956 nació quien suscribe, por lo que hoy es un día especial para mí, pues son ya sesenta y siete los años que marca el reloj de mi corazón y esperemos que siga marcando el ritmo de mi vida unos cuantos más. 

    Muchas gracias por estar al otro lado de estas líneas.

    Publicado en Cuenca, 19 de noviembre de 2016 y actualizado en 2024.

Por: José María Rodríguez González


San Barlaán ( Siglo III). Festividad del 19 de noviembre.

    En nuevo santoral ha elegido para esta fecha una santa muy relevante, como es santa Isabel de Hungría, que la vimos el 17 de noviembre, y otro santo de cierta notoriedad, como el Papa san Poncio, dejándonos tan sólo figuras bastante borrosas o difíciles de tratar por la poca información que se tiene de sus vidas, historias descoloridas por el paso de los siglos como el santo que traigo hoy san Barlaán.

Por san Basilio  y san Juan Crisóstomo sabemos que Barlaán fue real, que existió, de él hablan elocuentemente.

Martirio de san Barlaán.

San Barlaán dicen que fue labrador que trabajaba en el campo cerca de Casárea de Capadocia, en las proximidades de la actual ciudad turca de Kayseri, y a comienzos del siglo IV debió de ser un cristiano más de las numerosas comunidades de Asia Menor, desaparecidas, casi sin dejar más rastro que ruinas y estos testimonios de la fe.

Durante la persecución de Diocleciano fue intimidado por las autoridades a que renunciara a sus creencias y diera culto a los dioses, y cuando se negó quisieron obligarle poniéndole incienso en la mano derecha, de tal modo que bastara abrirla para el gesto idolátrico. Luego le aplicaron fuego en ella para que la abriera y san Barlaán se mantuvo firme y apretando con todas sus fuerzas. La mano se le quemó pero no la abrió para que el incienso no saliera de ella.

Cuenca, 19 de noviembre de 2020 y le 19 de noveimbre de 2024.

      José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

domingo, 17 de noviembre de 2024

Dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo. Festividad del 18 de noviembre.

    La liturgia de hoy nos llama a Roma, a la tumba de los dos Apóstoles, a las basílicas de San Pedro y San Pablo. Están distantes entre sí, la una en la Vía Cornelia y la otra en la de Ostia. Pero un mismo espíritu las une, una misma fe y grandeza se respira en ellas, un mismo Cristo habla en las dos.

Hemos de pensar que la muerte de San Pedro y San Pablo en Roma hizo más conquistas que con la de todos sus soldados y legionarios. El fuego sacro que irradia calor y vida se recoge junto a la tumba de los dos Apóstoles. Allí se arrodilla Roma, allí mira el mundo y allí se hace Cristo visible.

Es cierto que San Pedro fue enterrado en la colina del Vaticano, cerca del lugar de su crucifixión, que estaba junto al circo de Nerón. La tumba de San Pedro fue núcleo de atracción para otros sepulcros cristianos posteriores, especialmente de los Papas del siglo I y II, desde San Lino hasta San Víctor.

Sobre el sepulcro de San Pedro in Vaticano levantó el papa Anacleto una memoria, esto es, un oratorio. Apenas brilló el sol de la paz, el papa San Silvestre propuso a Constantino que diese a los sepulcros de Pedro y Pablo aquella forma exterior de grandeza arquitectónica y riqueza artística que exigían los dos mayores santuarios de la fe católica.

Constantino acogió la idea, y tanto la Vía Cornelia como en la Apia, levantó dos magníficas basílicas, domus regales las llama el Libro Pontifical, resplandecientes por el oro y dotadas con un ingente patrimonio inmueble que llegaba hasta Oriente.

La liturgia de las fiestas principales, como la Epifanía, en la Ascensión y Pentecostés, tiene lugar en la basílica de San Pedro. El Papa, los presbíteros y diáconos romanos son aquí consagrados. El nuevo Pontífice comienza en ella su pontificado y lo termina también con su sepultura. El Papa bautiza en el baptisterio de San Dámaso y cuando confirma se sienta en la misma Cátedra de madera que, según la tradición, usaba San Pedro, venerada por todas las generaciones, adornada y enriquecida con la mejor que supo inspirar el arte y el genio de la fe. Rodeada por León IV de una muralla torreada, la Ciudad Leonina, surgió en el siglo IX como el símbolo fuerte del Pontificado Supremo. Hasta este tiempo la tumba de San Pedro debía estar visible. Con motivo de la invasión sarracena, se ocultó.

Una inscripción que se leía en la bóveda, debajo del mosaico del ábside, renovado por Inocencio III en el siglo XII, nos indica la idea cristiana sobre la basílica de San Pedro:

“Esta es la Suprema Sede de Pedro y el templo consagrado al Príncipe de los Apóstoles. Esta es la Madre, la gloria y el ornato de todas las iglesias. Quien rinde devota adoración en este templo a Cristo. Recogerá las flores de su virtud y a su tiempo, el fruto de la eterna salvación”.

Las actuales basílicas de San Pedro y San Pablo no son las mismas que admiraron los peregrinos en la Edad Media. El templo de San Pedro fue derribado en el siglo XVI, reconstruido con mayor esplendidez y vuelto a construir por Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626.

En el año 1823, mientras Pío VII, en su agonía, recordaba delirando los días felices que había pasado como simple monje de la abadía de San Pablo, un tremendo incendio destruyó gran parte de la basílica del Doctor de las gentes. Las llamas respetaron con dificultad el crucero donde estaba el altar del Apóstol, bajo el arco triunfal de San León Magno. Al Papa moribundo se le ocultó la tragedia. ¡Único dolor que se le perdonó a aquel Pontífice Mártir!

La fe y generosidad de cuatro Pontífices levantaron la nueva basílica de San Pedro, mayor, más hermosa y artística que la primera. Pío IX la consagró el 10 de diciembre de 1854, en presencia de los cardenales y obispos que habían acudido a Roma de todas las partes del mundo, para asistir a la proclamación del Dogma de la Inmaculada.

Publicado en Cuenca, 18 de noviembre de 2020 y el 18 de noviembre de 2024.

     Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

 

 

 

Efemérides conquenses del día 18 de noviembre.

     El día 18 de 1831 moría santamente el venerable fray Francisco de Gascueña, misionero franciscano en China y Japón, que padeció innumerables penalidades  y persecuciones en Pekín.

Este día en el año de 1870 moría también, santamente el prelado Don Pedro Lucas Asensio Poves, natural de Villares del Saz (Cuenca) Obispo de Jaca (1857-1870), que poseía los títulos concedidos por el Papa, de “Noble Romano” y de “Prelado Doméstico de Su Santidad” y “Asistente al Solio Pontífice”. En la espantosa epidemia de cólera que hubo en Murcia en 1854, siendo párroco de San Lorenzo, asiste a los apestados, sin arredrarse ante el peligro, sabe que hay que conducir almas al cielo y que en general no puede desertar del campo de batalla. Casi todos los sacerdotes murcianos habían muerto contagiados. Al doctor Asensio le respeta la muerte. Su Majestad Doña Isabel II propone al señor Asensio el 3 de octubre de 1875 para la silla episcopal de Jaca, es preconizado por Pío IX el 21 de diciembre del mismo año y se consagra en las Salesas Reales de Madrid el 11 de abril de 1858. Esta misma reina le otorgó la Gran Cruz de Isabel la Católica.

    Publicado en Cuenca, 18 de noviembre de 2019 y el 18 de noviembre de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 16 de noviembre de 2024

Efemérides conquenses. Martirio de san Juan del Castillo. 17 de noviembre.

     San Juan del Castillo nació en Belmonte (Cuenca) el 14 de septiembre de 1595 y murió martirizado en Asunción (Paraguay), el 17 de noviembre de 1628. Nació en el seno de una familia adinerada. Sus padres fueron Alonso del Castillo y María Rodríguez, fue bautizado a la semana después de su nacimiento en la Colegiata de Belmonte y por ser el primogénito le pusieron el nombre de su abuelo paterno.

San Juan del Castillo

    Recibió una formación muy cristiana, estudiando en el colegio de la Compañía de Jesús que había en la misma localidad. Uno de sus maestros fue el Padre Diego de Boroa quien sería más tarde compañero en la misión de las Reducciones paraguayas.

A través de las cartas de San Francisco Javier que tanto gustaba leerlas le surgirá la vocación. Para no desairar a sus padres estudió Derecho en la Universidad de Alcalá, pero el 21 de marzo de 1614 ingresa en el Noviciado de Madrid de la Compañía de Jesús. Después del noviciado y de sus votos de pobreza, castidad y obediencia es destinado al Colegio de Huete, donde inicia sus estudios de filosofía.

En el curso de 1616, escucha al Procurador del Paraguay y Chile, el padre Juan de Viana, el cual tiene la misión de llevar refuerzos y Juan se ofrece y logra que sus superiores le cambien el destino para que pueda ir a Chile y Paraguay, iniciando el viaje el 2 de noviembre de 1616.

A bordo del barco que lo llevará al continente americano conocerá al jesuita Alfonso Rodríguez, natural de Zamora, quien también viaja en la misma expedición misionera. Llegan al puerto de Santa María de  Buenos Aires el 15 de febrero de 1617. Ambos viajan a la ciudad de Córdoba del Tucumán para terminar allí sus estudios de filosofía. En 1628 Juan y Alfonso Rodríguez son destinados a las nuevas fundaciones del río Uruguay.

Después del martirio de los Padres Roque González y Alfonso Rodríguez en la Reducción de Todos los Santos en el Caaró, los caciques seguidores de ¥ezú se presentan, al día siguiente, en la Reducción de la Asunción de Yjuhí.

Son las tres de la tarde. Juan está a la puerta de su choza rezando el breviario. ¿Qué te dice el libro? le preguntan. Juan contesta: "Nada, estoy rezando". Ellos dicen: "Aquí te traemos a estos indios forasteros para que les des anzuelos".

El Padre estaba matriculando a un cacique llamado Chetihagu‚ y su gente y les di anzuelos y alfileres. Después el viejo cacique Quarabí mandó a un cacique, llamado Araguirá, que embistiera al Padre. Él lo hizo. Lo abrazó por la espalda y le torció los brazos. Así lo arrastraron hacia el bosque. Le rasgaron la ropa, sólo dejaron una media y las mangas en los brazos.

Allí le destrozaron con una piedra grande la cabeza. Después quebraron los huesos y lo dejaron diciendo: déjenlo para que se lo coman los tigres. El no estuvo con los que quemaron el cuerpo, cuando volvieron en la mañana siguiente.

Juan repartió su vida jesuita casi por igual: tres años en España, seis en Córdoba del Tucumán en dos etapas iguales, tres en Chile y casi tres en Uruguay.

El Papa Juan Pablo II, lo canonizó el 16 de mayo de 1988, junto con los mártires y hasta entonces beatos Roque González de Santa Cruz y Alfonso Rodríguez Olmedo.

Cuenca, 17 de noviembre de 2021 y 17 de noviembre de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Santa Isabel de Hungría (1207-1231). Festividad del 17 de noviembre.

    Isabel nace el 7 de junio del año 1207, su padre Andrés II era el rey de Hungría, y primo del emperador de Alemania. Su madre fue Gertrudis de Andech de Merania, era hermana de la religiosa que más tarde se la conocería como Santa Eduviges de Silesia.

Santa Isabel de Hungría.

Isabel creció en la corte junto a sus hermanos Béla, Calomán y Andrés. Su madre murió envenenada y su padre volvió a casarse. De este nuevo matrimonio nació una niña, Violante de Hungría, que con los años sería la esposa del rey Jaime I de Aragón.

A los catorce años la casaron con el landgreve de Turingia, Luis IV. Al parecer su  matrimonio fue por amor, a demás de una unión con fines políticos. Los esposos fueron muy felices en su castillo de Wartburg, cerca de Eisenach, pero durante poco tiempo porque Isabel a los veinte años enviudó. Por entonces se predicó en Europa una cruzada y Luis tomo el mando marcado con la cruz. El día de San Juan Bautista, se separo de Isabel y fue a reunirse con el emperador Federico II en Apulia. El 11 de septiembre murió en Otranto, víctima de la peste.

Tuvo que defender los derechos de sus hijos, amenazados por parientes codiciosos, pero la viuda, que ya había dado grandes muestras de piedad y caridad (se le atribuía el milagro de las rosas, convirtiéndose en ellas los alimentos que llevaba ocultamente en su delantal para los pobres), se negó a volver a casarse; desde entonces se dedicó a Dios ingresando en la orden de san Francisco.

Después de asegurar el porvenir de sus hijos, se retiró a Marburgo y vivía consagrada a los pobres, a los enfermos y a los leprosos. Sabemos que este último período fue muy duro, y no sólo por reservarse las tareas caritativas más repugnantes.

Cuentan que cierto día, un noble fue a Marbugo buscando a Isabel, la encontró sentada, hilando a la puerta del hospital, vestida con su túnica burda. El hombre se santiguo asombrado porque jamás se había visto hilar a la hija de un rey. El noble quiso sacarla de la miseria en que vivía pero la santa se negó: sus hijos, sus pobres y la tumba de su marido estaban en Turingia y ahí quería pasar el resto de su vida. Vivía muy austeramente y trabajaba sin descanso, en el hospital o en las casas de los pobres, incluso pescando en el río a fin de ganar un poco de dinero para sus protegidos. Cuando la enfermedad le impedía hacer otra cosa, hilaba o cargaba lana.

La víspera del día de su muerte, a media noche, entre dormida y despierta murmuró: “Es ya la hora en que el Señor nació en el pesebre y creó con su omnipotencia una nueva estrella. Vino a redimir el mundo, y me va a redimir a mí”. Cuando comenzó a cantar el gallo dijo: “Es la hora en que resucitó del sepulcro y rompió las puertas del infierno, y me va a librar a mí”. Isabel murió al anochecer del 17 de noviembre de 1231, antes de cumplir los 24 años. Su cuerpo estuvo expuesto tres días en la capilla del hospicio. Ahí mismo fue sepultada y Dios obró muchos milagros por su intercesión.

Fue canonizada cuatro años después de su muerte por el papa Gregorio IX y es una de las santas más populares de Alemania.

Publicado en Cuenca, 17 de noviembre de 2020 y 17 de noviembre de 2024.

     Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

 

viernes, 15 de noviembre de 2024

Santa Gertrudis la grande (1256-1302). Festividad del 16 de noviembre.

Nació en Helfta, a la entrada de Eisleben, en Sajonia. Hasta que los benedictinos de Solesmes publicaron en 1875 las revelaciones de Santa Gertrudis y Santa Matilde, se confundía con su homónima Gertrudis de Nivelles y con la abadesa Gertrudis de Hackeborn. Hoy sabemos que nunca fue abadesa y que se distingue santa Gertrudis con el título de Magna.

Santa Gertrudis.

A los cinco años entró en el monasterio, donde recibió una cultura universal y clásica. Estudió latín, filosofía y hasta teología, gustaba leer a los clásicos: Virgilio, Cicerón y Aristóteles. En una aparición que tuvo el 27 de enero de 1281, Jesucristo la reprendió y se convirtió a El por entero. El paso de lo puramente natural o menos bueno a lo sobrenatural y perfecto lo llaman los Santos “su conversión”. Desde aquel día el libro de Santa Gertrudis fue la Sagradas Escrituras y los comentarios de los Santos Padres y Teólogos, especialmente San Agustín, San Gregorio Magno, San Bernardo y Hugo de San Caro.

El arte cristiano representa a la Santa con el corazón abrasado sobre el pecho y dentro el Niño Jesús. Es la escenificación de aquellas palabras que el mismo Jesús dirigió a una persona devota, ponderando su amor a Gertrudis: In corde Gertrudis invenietis me, que viene a decir: Me encontraréis en el corazón de Gertrudis.

El Corazón de Jesús se le muestra  algunas veces como una copa de oro, en que beben todos los bienaventurados. Como una cadena también de oro que baja del cielo a la tierra para hacer prisioneros de amor. Como un incensario que arde delante del Padre Eterno y exhala el perfume de su caridad. También es como una especie de cesto donde se recogen todos los méritos de la Encarnación Divina, méritos que podemos todos los hombres apropiarnos libremente.

La Encarnación, la misericordia de Jesús y una íntima confianza en su Sagrado Corazón es el colorido alegre que envuelve todos los escritos de Santa Gertrudis.

A los 25 años tuvo su primera revelación y hacia el fin de su vida recibió edon de las llagas. Murió por los años 1302 o 1303. Clemente XII insertó su Oficio en el calendario romano. Sus obras, escritas en lengua vulgar, fueron editadas en el siglo XVI por el cartujo Juan Lamperge y luego traducidas a los principales idiomas europeos.

Cuenta su biógrafo que un día que no pudo asistir con sus hermanas a la conferencia espiritual, se le apareció el Señor y le dijo: ¿Quieres que el sermón te lo haga Yo? Ella aceptó y entonces Jesús le hizo que descansase sobre su Corazón y oyó dos clases de pulsaciones. “Con estas dos pulsaciones, le dijo Jesús, Yo obro la salvación de los hombres”. La primera sirve para hacer que al Padre propicio sobre los pecadores, para excusar su malicia y moverlos a la contrición. La segunda era un latido de alegría y congratulación por la eficacia de la Sangre de Jesús en la salvación de los justos. Era un latido que atraía dulce y suavemente a los buenos para trabajar constantemente en la obra de su perfección.

Lope de Vega compuso un soneto en su honor con los últimos versos acabo la presentación de esta gran Santa.

Custodia sois mientras gozáis el cielo,

y pues que todo Dios en él se esconde,

mayor tenéis el corazón que el cielo.

 

Publicado en Cuenca, 16 de noviembre de 2020 y 16 de noviembre de 2024.

      Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

 

jueves, 14 de noviembre de 2024

San Alberto Magno (1206-1280). Festividad del 15 de noviembre.

    San Alberto fue tomado como el faro de su siglo y de la iglesia universal. Era el primogénito del conde Bollstädt y pasó sus primeros años en el castillo familiar de Suabia, junto al Danubio.

Su padre era militar pero él no sintiendo esta inclinación, fue enviado a la Universidad de Padua a estudiar gramática, dialéctica, retórica, música, geometría, aritmética y astronomía. Sus contemporáneos le llaman “el filósofo”.

San Alberto Magno.

Hay algunos de los historiadores que han profundizado en su vida observan una intervención de la Virgen en su formación y en el rumbo definitivo de su vida. Tuvo en el principio dificultades para el estudio, y devoto de la Virgen, se echó un día a sus pies “del trono de la sabiduría” y le pidió que le fuera propicia. Fue oído y se le abrieron todas las fuentes del saber. Como señal, en la hora de la muerte debería perder la memoria de todo. También nos dicen que fue la Virgen quien le enseñó el camino de su vocación religiosa dentro de la Regla de Santo Domingo.

En su vida hay múltiples actividades, algunas, como la de alquimista, que pueden chocar con la  visión moderna de las cosas, pero también la alquimia era en su tiempo un camino de averiguar la verdad. Fue filósofo, naturalista, teólogo, además de predicador y buen obispo, todo cabe en su inabarcable figura.

Se puedo tomar como su perfil definitivo el de maestro de universidades (Colonia y París),  afable, abierto, servicial. Para él enseñar era darse, repartir con otros el mayor bien de que disponía, y hacerlo por amor, objetivo en la búsqueda del cómo y el porqué del mundo.

La última anécdota de su vida, pues contaba ya con 85 años, ya retirado, se entera de que la Universidad de París amenaza con condenar las tesis de Tomás de Aquino, que ha muerto hace poco. Emprende un largo viaje para defender la memoria del quien fuera su discípulo más genial que pasó por sus manos, todo por servir a la verdad y en verdad bastó su presencia para que se reconociera públicamente la razón que le asistía.

Recibió los últimos Sacramentos, entregó su alma grande a Dios sentado en una pobre silla de su modesta celda del convento de Colonia. Escribió mucho, leyó mucho, brilló como faro en el pináculo del saber y del gobierno, pero fue humilde, puro, caritativo, un santo. Poseyó la ciencia de Dios, la ciencia de la vida eterna y ésta es la gran lección que nos dejó a la posteridad.

Publicado en Cuenca, 15 de noviembre de 2020 y el 15 de noviembre de 2024.

     Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.