Este sábado, día 2, de diciembre, a las 11 de la mañana en la Catedral de Cuenca, el investigador José María Rodríguez realizará un recorrido guiado por el contenido artístico del siglo XVII.
Para
un mayor control os agradecería que quienes deseen asistir manden su nombre y
apellidos al correo chemarogo@gmail.com
de esta manera completaremos el grupo entre 30 y 35 personas. Gracias. Sólo se
cubrirán las bajas que se ocasiones con relación al grupo de septiembre, por
ser una serie de visitas de distinto contenido desde septiembre de 2022 a mayo
de 2023.
En
la entrada de la Catedral el mismo investigador, gratuitamente, hará un
recorrido explicativo de la iconografía existente en los arcos góticos
(Duración aproximada una hora).
Siguiendo con las
visitas de los primeros sábados de mes, llegamos al siglo XVII en Cuenca.
En 1693, el Concejo de Cuenca enviaba un memorial al rey Carlos II en
el que justificaba la caída de la industria del paños conquense por la llegada
de trajes y vestidos extranjeros. Miguel Caxa de Leruela (Palomares del Campo,
Cuenca, 1562 o 1570 - 1631), Alcalde Mayor Entregador de la Mesta, nos da unas
cifras que no pueden aclarar lo que significó la caída de la industria de paños
para la economía de la ciudad. Para las cuatrocientas
mil arrobas de lana que en 1600 se lavaban, de las cuales más de la
mitad iban al extranjero (unas doscientas cincuenta mil), en 1631 sólo entraban ocho mil. Estamos
hablando de un derrumbe del 98% del negocio, prácticamente la desaparición del
mismo y con ello de todos los puestos de trabajo que generaba.
A lo largo del siglo, van desapareciendo algunas antiguas instituciones
e industrias, a la par que, modestamente, se van instalando otras nuevas. Éste
es el caso de la Casa de la Moneda,
que se instala junto al Puente de San Antón en 1661, mientras desaparece la Ceca, existente
en la ciudad desde el siglo XV. En 1679,
se crea en el país la Real y General
Junta de Comercio, con el fin de, entre otros varios, traer artesanos
extranjeros, algo que en Cuenca significó la llegada en 1686 de Hurbert
Marechal de Hainault, originario de los Países Bajos, que instaló varias
fábricas de lanería en la ciudad y sin duda con éxito, ya que cinco años
después, Marechal tenía diez telares que siguió aumentando hasta dieciocho al
año siguiente y llegar a totalizar veintidós al llegar el fin de siglo. Esta
medida fue un pequeño revulsivo para la ciudad y propició la creación de otros
telares, contabilizándose hasta treinta y dos en 1697 y cincuenta y uno en
1700.
Otra desgracia ocurrida durante el siglo XVII fue el incendio de 1633 que quemó la tercera parte de la ciudad. Pero
no todo son tristezas en esta época, como las dos ocasiones en que Cuenca fue
visitada por los reyes, con todo lo que ello lleva consigo. En 1604, es Felipe III quien
entra en ella, siendo recibido jubilosamente por una ciudad que para tan
importante ocasión había dispuesto de sus mejores galas y ofrecido al rey
cuanto tenía, celebrándose una corrida de seis toros y unos juegos de caña en
los que participaron tanto la nobleza local como la procedente de la Corte. En
1642, es Felipe IV quien
pasa por la ciudad camino de la guerra que se libraba en Aragón y de la
invasión francesa de Cataluña, permaneciendo en ella casi un mes (entre el 28
de mayo y el 25 de junio) y librándose la corrida de toros esta vez sobre una
plaza armada sobre el río Júcar que se situó frente a la Fuente del Abanico, en
el Recreo Peral.
Cuenca, 28 de noviembre de 2023.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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